La Corriente Recuerdo de una tarde en la que juntos contemplamos un arroyo. Sobre sus claras aguas discurria apacible, la belleza. LA CORRIENTE Sentados en la yerba, a la que besa el agua cogidos de la mano, musitando amoríos, la luz enamorada de tus ojos de luna, bailan en la corriente, hechizando los míos. Movido por el aura tarareo un arrullo sintiendo la quietud de tu dulce mirada. El discurrir del agua es un suave murmullo tú, me lo dices todo, sin referirte a nada. Junto a nosotros danzan, frágiles mariposas, jugando divertidas entre verdes pimpollos. Llevando sobre sí, el tono de las rosas, por la suave rivera, del apacible arroyo La blusa de la tarde es de brisa azulada, las criaturas aladas, pregonan sus amores. En silencio observamos la partida del agua, acariciando amable a las desnudas flores. |