La Coronada - Badajoz

La verdad es que resultaba demasiado tentador. Casi a una altura paralela ,ante los ojos se paseaban en su ir y venir los cernícalos ,vencejos, tordos ,cigüeñas… y demás aves que hacían del tejado de la iglesia su hábitat en donde criar a sus sucesivas generaciones.

Casi parecía que estaban al alcance de la mano de lo cerca que pasaban de la torre donde se tocaban las campanas, pero en realidad un vacio vertiginoso e impresionante, les separaba de nosotros en casi todas las direcciones menos por una, como dicen, bañan los mares a la península.

Ese istmo estaba interrumpido por un vieja, pero resistente reja que impedía el acceso por una pequeña escalera descendente hacia el tejado y al pasillo y escaleras de hierro que conducían definitivamente a ese enigma que para nosotros era el palomar.

Por su puerta colocada enfrente ,para mayor provocación, había visto entrar impotente y perderse en su interior, no solo palomas, también alguna lechuza ,cernícalos e incluso vencejos que cuando caía una inesperada tormenta ,se precipitaban por cualquier agujero buscando refugio.

Era demasiado atrayente para no sucumbir ; por lo que examinando una y otra vez el viejo candado que abrazaba como ultimo eslabón la cadena de la reja…con mas acierto y por casualidad como el burro y la flauta; en uno de los intentos, conseguimos con un pequeño clavo hacer girar la cerradura , dejando neutralizado a este oxidado guardián.

No fue difícil a partir de entonces conseguir rebuscar entre las tejas y agujeros a los desgraciados pollos que se ocultaban en su falso sentido de seguridad invadido ahora por nuestras manos infantiles.

Ni que decir tiene que empezamos con cautela, al caer la tarde y por los nidos mas cercanos a la torre; pero a medida que la sensación de impunidad se fue incrementando, fuimos arriesgando mas en nuestro radio de inspección cinegética, llegando no solo al palomar sino hasta el propio nido de la durmiente cigüeña que casi se lleva a uno de nosotros en volandas cuando en noche cerrada le abarcó con las dos manos por el cuello.

Como le ocurrió al lazarillo de Tormes al final empezamos a abusar del racimo regalado en esta vendimia y las tejas que antes conservaban un cierto orden empezaron a salirse de este, cuando intentábamos de nuevo colocarlas en su lugar anterior, después de rebuscar inquilinos en sus oquedades.

Para colmo, tuvimos la desgracia y hablo en plural porque fuimos varios , desde monaguillos vigentes a ex ;de ser sorprendidos por un vecino desde la calle ,que no solo dio publicidad ante el cura de nuestro secreto sino que llegó a oídos de nuestras madres con el lógico sobresalto y castigo derivado.

Aun así la suerte nos volvió a sonreír como suele ocurrir con muchos de los truhanes de este mundo. Para asegurarse de que aquella reja no volvía a ser profanada, al cura (D.Antonio) no se le ocurre idea mas lógica que añadirle a la cadena un nuevo candado ;pero con tan poca inteligencia que envió a los mismos que habíamos descubierto el talón de Aquiles del antiguo cancerbero a buscarlo a la vieja ferretería.

Sin duda la moderna cerradura de mayor seguridad que este nuevo candado traía, no podía dejarse vencer por un viejo clavo ;por lo que incapaces de renunciar a nuestros privilegios ,no fue difícil concluir y entregar así el nuevo candado al cura con un duplicado en lugar del triplicado de llaves que originalmente traía.

Por supuesto las visitas al zoo particular se hicieron ahora mas distanciadas y prudentes con el añadido de tener que sortear a dos candados en lugar de uno. Tras abrirlos con sendas llaves, las incursiones por la zona de acceso restringido continuaron ocurriendo.

No hubo otra valentía ni exculpación que nuestra inconsciencia en esta peligrosa guerra infantil de instintos , bien pudiera habernos costado la vida la imprudencia, pero esta vez el azar y la casualidad fue benevolente con nosotros.

Saludos a tod@s

¡¡Monaguillo pillo¡¡.

El azar fue casi siempre benevolente con vosotros, que no erais mucho, creo que dos o tres, pero por donde pasabais, como se suele decir ,donde pone las patas el caballo de Atila no vuelve a nacer la hierba.

Bonita historia de nuestra infancia POETA, a pesar de los años transcurridos, me acuerdo como si hubiera pasado esta maña, creo que es “morriña” del pueblo que nos vio nacer. Lamentable mente, tuvimos que emigrar dejando atrás nuestra casa, familia amistades recuerdos imborrables.....

Yo me acuerdo de otra anécdota digna de película, no sé si tu tendrás conocimiento de un hecho que ocurrió junto al puente del arrollo el gato a su paso por el pueblo, donde unos chavales que estaban robando higos, al saltar de la tapias del huerto a la calle, cayeron encima de la Guardia Civil , a punto de darle un infarto a ese Guardia Civil tan famoso del pueblo, como he dicho antes de película, cuando me acuerdo me da la risa, pero también me acuerdo que alguno de los chavales le dieron de todo menos risas.

Bonitas historias POETA, a ver si nos animamos y contamos algunas más.

Estimado arrollo sin duda como buen corresponsal de guerra no estarías muy lejos de la línea de acción en estas batallas. Fuimos mas de tres te lo puedo asegurar. Concretamente al que se le ocurrió la brillante idea de coger por el cuello a la dormida cigüeña ,era el mayor por edad y de mayor diámetro craneal (hasta ahí puedo leer)por lo que aun en el caso de haber salido la cigüeña con él volando por los aires dudo mucho que nadie se hubiese creído,que era un nuevo envío hacia algún hogar sin hijos. Con ese referente puedes hacerte una idea de lo fuerte que era la atracción que ejercían sobre nosotros los animales y la inmadurez con que nos entregábamos a ella.

Yo aun tiemblo cuando pienso en lo que arriesgamos subiendo por esa peligrosa escalera oxidada vertical de incierta seguridad que llevaba finalmente al palomar y que de habernos soltado o de haberse desprendido; nos hubiésemos precipitado directamente desde lo mas alto de la iglesia hasta la misma calle. En aquel tiempo incluso con la adrenalina del momento recuerdo que el vértigo ya era un freno en mí muy grande, pero no lo suficiente fuerte para hacerme desistir. Simplemente procuraba no mirar hacia abajo.

El refuerzo positivo que nos daban estas correrías y los frutos derivados , era muy superior a ese riesgo minimizado en parte por la edad. Como anécdota recuerdo en una de ellas cuando ya los guerreros bajábamos con los brazos repletos de palomas, los últimos peldaños por las escaleras interiores y seguras de granito del interior de la iglesia en dirección a la calle ,una de éstas en un improvisado aleteo decidió romper el cerco del abrazo y salió volando ”libre” por dentro de la iglesia.

Durante varios días estuvo volando de un lugar a otro ,supongo que hasta que falleció de inanición y agotamiento .Tratando infructuosamente sin duda de hallar una salida. Es digno de mencionar la atracción que ejercía sobre todos los congregados cuando se llevaba a cabo la misa en medio de su silencio, era cuando mas actividad recobraba, quizás creyendo que no había nadie .Se desplazaba de una ventana a otra en lo mas alto del techo con la expectación lógica que despertaba y que predominaba sobretodo lo que en ese momento el guión religioso exigía.

Menos mal que era de color oscuro pues de lo contrario si llega a ser blanca estoy convencido que mas de uno vería en ella una materialización del espíritu santo y de ningún modo hoy en día me perdonaría de haber contribuido a fomentar mas supersticiones de las que ya la iglesia ha sembrado por todas partes.

Sobre lo que comentas del guardia y el robo de los higos, puedo decirte ahora que no nos escucha nadie, que conozco la historia de primera mano.
Para situarnos certeramente con conocimiento de causa hay que pensar que eran malos tiempos no solo para la lírica. No es que hubiese hambre ,pero si carencia de ciertos productos ,de hecho aun recuerdo esa frase que se repetía de que “cuando el pobre come jamón ,malo está uno de los dos”.

Con esa premisa y ahora situándonos en el lugar de los hechos, donde el objeto del deseo fue una pletórica y frondosa higuera, en su mayor esplendor ,cargada de jugosos higos engordados con las aguas casi continuas del arroyo el gato…de protagonista dos niños que vuelven hambrientos del colegio ,donde solo una vieja tapia de tierra con desgaste por el tiempo los separa, nada que sus ágiles piernas no puedan rebasar (en peores lides se vieron) …a partir de ahí cada uno hizo lo que tenía que hacer.Los niños sacian su hambre y se llevan los bolsillos repletos para mas tarde, con tan mala suerte que al saltar por el agujero de la tapia casi caen encima del guardia civil que ocasionalmente pasaba por allí, coincidiendo nefasta y aciagamente con ellos en el lugar y tiempo .

Los niños hacen oídos sordos a la llamada de atención del guardia prefiriendo, poner pies en polvorosa y distancia de por medio, pero con tan mala fortuna que tienen los pueblos pequeños, de que todo el mundo se conoce y que repercutió en que la multa fuese igualmente impuesta de forma arbitraria,como eran aquellos años y que compararlos con los de ahora, en este caso también sería “odioso”.

Solo decir como conclusión que las 50 pesetas de entonces a lo que ascendió esa multa(por cabeza); hubiese dado para comprar muchos higos ,pero de ninguna manera deseo seguir comparando y mucho menos quitando con ello el protagonismo a todos los actores que estuvieron impecables cada uno en su papel.

Saludos

Poeta, vaya "jartón" de reir que me he dado de buena mañana, seguro que tienes alguna muy buena por el camino "Gelía"

Un abrazo.

Me alegro que al menos con mi madrugón por motivo profesionales ,haya podido alegrar a alguien en el comienzo de este día de fiesta que yo también tenía ,pero que por circunstancias ajenas a mi voluntad me ha llevado a tener que sustituir a un compañero enfermo y evacuado en ambulancia. Ojalá pronto se recupere porque fue urgente pero no grave.

Sobre las historias totalmente verídicas narradas, solo decir que es la riqueza que tiene ese mundo rural que tanto nos enseñó, que tanto nos cargó de vivencias .Algunas inenarrables por cierto, pero que sin duda algunos vivimos intensamente en ese recorrido de la vida por la infancia y adolescencia en La Coronada. Luego con los años nos hacemos como el Guadiana mas lentos ,sosegados, mas maduros y reflexivos como tiene que ser, pero en aquella época…¡ay esa étapa! ¿Quién podía pararnos? Solo por la noche cuando dormíamos y como decía mi madre cuando llegaba jadeante después de correr como galgo lebrero …”la sed es la que te trae a casa”.
Siempre me consolaba su frase también dirigida a mi cuando me describía y definía a otras personas:”es inquieto pero tiene buen corazón”. Era como si me absolviera, en parte de mis travesuras ,cada cual mas estudiada .Mucho mas que el cura en la confesión ¡donde iba a parar!.

No solo historias sobre Gelía ,hay historias de todos los lugares y rincones de nuestro querido pueblo acaecidas sobre las que podría escribir .Quizás un día me anime a escribir ese libro de recuerdos (hoy por hoy no dispongo de ese tiempo).De momento solo os adelanto el título en caso que se produzca ese alumbramiento …”el niño que fue”.
Comprenderéis que ahora no exponga todas mis anécdotas, ya que de ser así ,luego no me compraréis el libro; con el que quizás algunos del foro podía llevarse una sorpresa por salir retratado en alguna historia.

Un abrazo a tod@s

Poeta, escuchando estas bonitas historias de nuestra infancia se me quitan todas las penas, al igual que primavera me he dado un jarton de reír, por cierto no andaría ella muy lejos cuando conoce la historia de “Gelia”, historia que yo también conozco, que sumadas a las otras darían para escribir el libro, y como no una gran película basada en hechos reales.

Lo de las 50 pesetas fue una pasada, a mí y a mi compañero de aventuras solo nos costó 25, por robar dos granadas en otro huerto a orillas del arrollo el gato, un poco más arriba del huerto del “tío candidito”, que daba al arrollo y a la calle del barbero y que no recuerdo de quien era. Por cierto que al señor del huerto creo que le sentó muy mal que las 25 pesetas mi padre se las mandara en monedas de cinco céntimos, mi padre se las gastaba así, era bastante bruto y tampoco tenía pelos en la lengua.

Desde aquí yo te pido que intentes lo del libro, pues sería la historia de nuestras vidas en el pueblo hasta que tuvimos que emigrar.

Sé que yo sería protagonista de alguna de aquellas historias, por lo que desde aquí te autorizo que si lo del libro sigue adelante, puedas dar mi nombre apodo y apellidos, “antes no”, para los demás personajes creo que puedes darles un seudónimo, como tú lo estimes oportuno.
De repente me ha venido a la memoria otra historia digna de mencionar, en aquella época solo nos divertíamos haciendo gamberradas diversas, hubo un verano que se nos ocurrió cazar gatos, para untarlos con guindilla picante en el culo, y de esta manera les veíamos correr como desesperados y a otros refregarse el culo en el suelo. La mejor hora para cazarlos era al anochecer, creo que te acordaras que los gatos tenían la costumbre se subirse en los postigos de las puertas que daban a la calle, de esta manera nosotros con mucho sigilo nos acercábamos amparados en la oscuridad del anochecer, los cogíamos y los metíamos en un saco, pues cierto día de cacería, veo a uno,” ese le cojo yo”, me acerque , tire de él y para sorpresa mía era la cabeza del señor que vivía en la casa, pobre hombre , con poco le arranco la cabeza, obviamente no digo el nombre del señor, que naturalmente con el cabreo que tenia corrió de tras de nosotros hasta” el pilar viejo”, no era para menos menudo susto le di.

Bueno POETA, un capítulo más de nuestras vidas, anímate a ver si se puede hacer realidad lo del libro, a mí al menos me tendrías de cliente, para comprar más de un ejemplar.

Un abrazo.

Menudo pillo arrollo, cómo me he reído con lo de la cabeza del hombre, una pregunta, ¿tú fuiste monaguillo? Ya lo dice el refrán, SI QUIERES TENER UN HIJO PILLO, MÉTELE A MONAGUILLO.

Lo de poeta ha sido genial porque yo me he imaginado a Don Antonio en plena eucaristía y a las beatas y demás asistentes en plena concentración, la paloma revoleteando sin parar por la bóveda de la iglesia y el poeta mirando de reojo hacia arriba mientras pensaba..."LA QUE HE LIAO" no tiene desperdicio.

Arrollo, yo no estaba cerca cuando lo de "Gelía" pero es que aquella fue "sonada" y lo que decía su madre era verdad, "tenía buen corazón" pero era un rabo de lagartija

SALUDOS

Buenas noches primavera, solo te puedo decir que el vino que tenia D. Antonio para consagrar era extraordinario, naturalmente el vino era de Campanario, el POETA no sé si lo llego a probar pero yo es de lo mejor que he bebido en mi vida. D. Antonio era algo más que un cura para mí era un amigo, y como cantaba, y no me estoy refiriendo a la misa que lo hacía extraordinariamente bien, le tenias que haber visto cantar fandangos y por bulerías.

Saludos.

Ya decía yo Arrollo, ya decía yo, ¡qué barbaridad, esto está lleno de monaguillos! Estoy por decirte que todavía falta alguno más por dar la cara.

Saludos

Sobre Gelia tengo muchas historias, os lo puedo asegurar .Creo que conocía esa dehesa como la palma de mi mano. En primavera ejercía en mi una especie de atracción fatal lo que hacia que no se me fueran en toda esa estación, el color rojo de los glúteos por la constante imposición de disciplina de mis progenitores.

Por lo de las 50 pesetas de lo higos ,hoy por hoy no me pesan, creo que las amorticé con creces . Fueron muchas veces ,las que visité esa higuera ,antes y después de los hechos relatados.Creo que a ti arroyo te salieron en proporción mas caras las dos granadas. Por cierto lo de confundir un gato con una cabeza humana es mucha imaginación, menos mal que no llegaste a ponerla dentro del saco y solo se quedó en tentativa de decapitación

Recuerdo en otra ocasión sobre esa misma higuera ,en que la visita fue nocturna, pero en ella no intervino ningún guardia, sino el mismo dueño que freno en seco llegando por sorpresa, ese festín que entre varios y sin estar invitados ,estábamos celebrando.

A mi particularmente me cogió subido en una rama de las mas altas, allí los higos eran mas gordos y estaban mas intactos puesto que los de abajo son los que primero echa mano todo el que llega. La voz del dueño rompió el silencio de la noche y con ella se dispararon las piernas como resortes, para escapar cuando antes del escenario.

Desde la rama pude ver como el dueño pasó debajo afortunadamente ,sin preguntarse si todos los que estaban eran todos los que se habían ido y mi mimetismo repentino ,con la respiración contenida por esta vez me salvó de una buena, pero que como casi siempre nunca trajo la dicha al completo.

Después de esperar un tiempo mas que prudencial hasta que comprender que no había moros en la costa ,me decidí a bajar y de un salto rebasé la tapia pero por la parte que daba al arroyo, con tan mala fortuna que me hundí en el fango hasta las rodillas y como podréis comprender eso era ya suficiente motivó para dar muchas explicaciones en casa; que casi nunca me salvaban del castigo con tantos y evidentes indicios.

Lo de la paloma mientras duró viva si que fue de risa. D. Antonio sin llegar a levantar la cabeza se esforzaba en ver lo que ocurría ,dirigía los ojos hacia arriba por encima de los pequeños cristales de las gafas que para leer se ponía .Por supuesto en ningún momento llegó a pensar que el causante de aquello estaba a su lado. No había relación evidente entre la causa original y los efectos que todos contemplábamos.

En mi deseo de reparar el entuerto hicimos varios intentos, ya con la iglesia sin gente y a punto de cerrar por la noche ,Uno se ponía en el interruptor general de la luz, mientras el otro espantaba a la cansada paloma tratando de que volase… de ese modo cuando estuviese en vuelo se apagaba la luz y la paloma caía al no tener visión.

No era fácil hacerla volar debía estar agotada,lo hicimos dos o tres veces y en una de ellas estuvimos a punto de cogerla ,pero el problema es que nosotros tampoco veíamos y por tanto teníamos que dar la luz para ver donde había caído y claro al vernos remontaba de nuevo el vuelo y vuelta a empezar.

¡menos mal que solo se nos escapó una!.

Saludos