La Codosera - Badajoz

HISTORIA DE LA VIDA DE LOS PASTORES.-

Después de la guerra, y hasta que emigraron, la mayoría de ellos, la forma de vivir de estas gentes era en chozos, construídos en la fincas propiedad de los amos ó señoritos, situados en mitad del campo.

Estos pozos generalmente eran circulares, de piedra medio metro aproximadamente del suelo, y el resto de retamas, y habían sido construídos por ellos mismos.

Generalmente vivían con sus mujeres y sus hijos, y junto al chozo principal, destinado a alojar la familia, se solía construír uno mas pequeño donde se cocinaba y se mantenida encendida la lumbre. Mientras los pastores se ocupaban del ganado, las pastoras cuidaban de los hijos, lavaban la ropa, iban a buscar agua a las fuentes y algunas veces parían totalmente solas en el chozo, sin ningún tipo de asistencia médica. Los pastores vivían totalmente incomunicados y no se enteraban de nada de lo que sucedía en el mundo.

Entre las pocas visitas que recibía estaba la del recovero, montado en su mula, cuando venía a comprarle los huevos de las gallinas y algunas de las aves. Una vez al mes, la pastora se acercaba al molino mas cercano a comprar harina, y con ella amasaba el pan para darle de comer a sus hijos. Hacía panes para una semana, pero no solían ponerse duros.Otro día se acercaba hasta el pueblo para comprar cosas que necesitara, como jabón, legumbres, condimentos y especies, recorriendo a veces mas de veinte kilometros en ir y volver; antes de salir apagaba cuidadosamente la lumbre y dejaba a los pequeños a cargo del mayor de los hermanos.

Los hijos de los pastores comenzaban a trabajara sin haber pasado por la escuela; incluso niños de siete y ocho años ayudaban a su padre en las tareas del ganado.

El pastor recibía, además del jornal, una cierta cantidad de alimentos que le entregaba el amo: media cuartilla de garbanzos, una arroba de aceite, una fanega de trigo, que se los entregaba, unos mensualmente y otros de por años. Algunos pastores tenían con los amos una especie de acuerdo que le permitía disponer de un número determinado de cabezas de ganado propias, dentro del rebaño del propietario, sin tener que pagar los pastos.

Cierto día, ya en los años sesenta, un joven sacerdote consiguió del alcalde del pueblo que el autobús escolar entrara y parase en una de estas fincas a recoger a los hijos del pastor para traerlos a la escuela del pueblo. La finca era propiedad de un señorito con influencia, que entendio que se iba a quedar sin una mano de obra necesaria para sus intereses. El autobús no entró en la finca y al cura lo trasladaron de pueblo.

parece que a nadie le gustan los pastores, con lo bonito que están cuando se monta el Portal de Belén, y aparecen con sus ovejitas y sus corderitos. !que lindos!. Pero nadie se acuerda de cuando las pastoras daban a luz, como en esta historia, sin que nadie les ayudara. !pobres criaturas!, menos mal que pudieron emigrar a Barcelona, que si no iban daos. Todavía quedan algunos, que los vemos por las cunetas de las carreteras, junto a sus rebaños, pero estos ya no son iguales, tienen coches y ademas oyen el transitor y escuchan a como están los precios de la carne para vender sus corderos. ¿nadie los conoció?

Debajo:¡que historia mas bonita cuentas!yo se la he oido tantas veces a mi madre que era una de esas hermanas mayores a las que haces alusión y se quedó muchas vecea al cargo de sus hermanillos en la purta del chozo(su padre era vaquero)pero la historia era la misma,y tambien me has recordado un dicho que mi madre repite mucho<<como se la van a dar los pollos a los recoveros>>,me ha hecho ilusión que tu hagas referencia de ellos.Un saludo.