La Codosera - Badajoz

Que grande es este hospital, aquí cualquiera se pierde, tengo agobio en estas salas de espera, todo me da vueltas, me pone nervioso tanta actividad, demonios Ramiro no debiste bajar tan rápido del camión, ahora no te estarían operando de la rodilla ni yo tendría este sentimiento de culpa por haberte metido prisa pero es que los pedidos. . . al diablo los pedidos, espero que todo salga bien y te recuperes pronto.
¿Que es ese murmullo?, viene de la habitación de al lado, alguien llora, nunca pude aguantar el llanto de un niño, el llorar desconsolado con lagrimones corriéndole por la cara, me incomoda hace que me sienta mal, parece que hablan, es una señora mayor.
--¡No, no quiero hacerlo así!--No quiero oír pero oigo, me siento mal por invadir un momento de intimidad, pero estas malditas paredes deben ser muy finas, y hay tanto silencio, debe ser la enfermera del cuadro con un dedo en los labios, así cualquiera habla.
¡Quiero mear, ayudadme un poco!, --dice la anciana entre gimoteos,
-- No señora, ya le explique antes que tiene un pañal y ha de hacerlo ahí nosotros se lo quitaremos después ---Dice una voz joven, debe ser la enfermera.
Me apetece un cigarrillo, pero la enfermera del cuadro me mira severamente, y si se pone así por una voz más alta que otra, no quiero imaginar cómo se pondrá por un cigarrillo, no es buena idea así es que me lo guardo otra vez.
¡No puedo hacérmelo encima, ¿no lo entiendes?, empieza a llorar y repite incansable ¡No puedo, no, no lo entiendes!, llora sin dejar de repetir una y otra vez, llora y su llanto entra en mi cabeza y en mi alma, no quiero fumar, no quiero estar allí, no quiero ver a la enfermera mandona, quiero entrar allí y decirle a la joven ¡Quieres hacer de una vez, lo que te pide la señora!, sin embargo sigo allí oyendo sabiendo que me hace mal.
¡Está usted operada de la rodilla y no puede moverse, lo siento!, dice la voz con un tono inequívocamente enfadado.
¡Quiero mear como siempre lo hice!, llora ya sin recato a lagrima viva sin cuidado ni medida.
Que nos depara la vida que nos lleva a estas situaciones, imagino a esa anciana hoy llorosa y rendida, pero en otros tiempos orgullosa y luchadora y me digo que no debo estar aquí, he de irme siempre me revela el llanto de un niño, pero siempre hay algo peor, y peor que el llanto de un niño es el llanto de un anciano, mucho peor.

Bonita refllexión Perolo. Si llegamos a esas edades, eso es lo que nos queda por soportar, ver nuestras facultades mermadas y depender de alguien que nos ayude, que nos eche una mano.Terribles palabras. No poder valerte por tí mismo debe de ser angustioso para aquellas personas que lo dieron todo, mientras pudieron. La vejez no debería de existir; deberiamos de despedirnos de este mundo, igual que llegamos, siendo niños y sin darnos cuenta de lo que pasa a nuestro alrededor.

Felices Carnavales!, aunque el tiempo no está colaborando mucho.

Como siempre debajo del puente dando ánimos.

Nunca as pensado que no hace falta ser viejo para tener tus facultades mermadas?

yo tengo 38 años ¿también debería despedirme de este mundo siendo niña?


No lo que estoy haciendo es disfrutar de mi marido y mis hijos a tope

y te aseguro que lo voy a seguir haciendo hasta que ya no me queden fuerzas,fijate si me cuesta que con lo que e escrito ya me duelen las manos,pero yo sigo y seguiré por mi y por los mios