La Codosera - Badajoz

Amaneció bueno. Algo nublado, pero abriría. Seguro. La decisión estaba tomada y la furgoneta en la puerta. Muebles los precisos. Muy pocos. El conductor les espera. Los chiquillos, impacientes, adormilados y machacones, preguntan cuando llegarán. -Llegaremos hoy-, -Pasad y sentaros en la parte de atrás, junto a vuestra madre-. Joaquín se sienta junto al conductor.

Sabe que la decisión ha sido dificil, pero está tomada. Tiene cuatro hijos y busca un futuro mejor para ellos. Joaquín, igual que Juán..., que Francisco..., que Antonio..,que..., tantos y tantos no le queda mas remedio que huir de la miseria y buscar otros horizontes mejores para su familia.

En la furgoneta lleva lo preciso, los justo, el diario casi, lleva a su mujer y lo mejor de todo lleva a sus hijos. Los niños, el futuro del pueblo, se lleva a los niños, a sus niños. No hay vuelta atrás.

El ruido del motor le vuelve a la realidad. En las cancillas de las fincas, tan distintas, le parecía leer los nombres de las que tantas veces había abierto: "La Borranchona", "Marianito", El Marco, Chandavila, Codosera... Mentalmente les va diciendo adios, sabe que ya no volverá. Atrás queda su Tojera, la casa de sus padres, sus hermanos, sus cuarenta años...todas sus vivencias.

Paran en el Bar de Nati. El sol despunta tras las casas de Adolfo. Los niños y su mujer duermen.

El Camelho, hirviendo sobre las brasas, servido en vaso pequeño. Despacio, poco a poco entraba en su boca, ronca, no de cantar, seca de no hablar, de decir pocas palabras, con un nudo en la garganta. La cara, se contrae en una mueca acongojada, a cada sorbo.

Han llegado mas clientes y le dicen adios, se despiden y le desean suerte.

La carretera es larga, muy larga. El pueblo se queda atrás, ya no se ven la ni la sierra, ni el castillo, ni las casas, ni...., no se ve nada, solo carretera y mas carretera.


Al atardecer llegan a la ciudad, torres de pisos, avenidas amplias, coches, gentes, muchas gentes..., Navalcarnero, Madrid. Y ¿mi pueblo?, ¿donde está?. No tienes pueblo, no tienes campo, no tienes cuarenta años, tienes que empezar una vida nueva. Tienes que nacer otra vez, con cuarenta años. Tienes que aprender a vivir, tienes que olvidarte de tus raices, tienes..., tantas cosas...