la matraca LA MATRACA El dicho que “en La Codosera, las cosas son de otra manera”, está bien aplicado si hablamos de matracas. Buscando información de estos instrumentos musicales, muy extendidos en todas las partes del mundo, he observado que ningunas de ellas son como las nuestras. El diccionario nos dice que es un “ Instrumento sonoro formado por una rueda de tablas en forma de aspa que al girar son golpeadas por pequeños mazos produciendo un ruido seco e intenso: la matraca se hace sonar en misa en Semana Santa en lugar de la campanilla” En muchos pueblos de nuestro país utilizan la matraca en actos litúrgicos de Semana Santa y también en composiciones musicales para ambientar efectos especiales. Algunos dicen esto de la matraca: “La matraca es un instrumento singular, formado por un tablero de madera de haya con un mango para sujetarlo y unos mazos que, al sacudirlos rítmicamente, producen un sonido muy característico, grave y acompasado de percusión en la madera. Las matracas pueden ser de muy distintas formas y tamaños: desde grandes matracas de campanario movidas por una manivela hasta las pequeñas tocadas con la mano por cada cofrade. No obstante, la variedad de instrumentos similares basados en el golpeo sobre la madera abarca otros muchos tipos ya que la palabra matraca viene del árabe "mitraqa", que significa martillo, y de "táraq", que significa golpear. La matraca que nosotros conocemos y que durante generaciones monaguillos y niños la usaban en Semana Santa, no se parece en nada a las que hemos indicado. Las de aquí, las hacía el carpintero, más pequeñas o más grande, según la fuerza que el muchacho tuviera para carrilear por las calles. Moverlas no era fácil, aunque algunos lo hacían con una en cada mano. Los más expertos eran los que andaban por la Iglesia. Tomás y Chirri, los hermanos Cucuínos, Paco el Gordo, Federico Margullón, (q.e.d.), Juan y Pedro el Barbero, Goyo Baranda, Martín Paulina, y un largo etc., eran los encargados de reclutar a la chiquillería y salir a la calle, con todos ellos detrás, tocando las matracas, todos los Jueves y Viernes Santos de cada año.
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