La Codosera - Badajoz

El verano en los pueblos de Extremadura es sinónimo de
fiesta,es tiempo de reencuentro de personas que durante
meses, esperan pasar unos dias con sus familias.
Llevo dias saludando a conocidos que despues de muchos
años retornan a sus raices. Bienvenidos sean

El verano en el pueblo es ver las terrazas de los bares de la Carretera repletos de mesas, sillas y gentes sentadas conversando en animadas tertulias. Unos son del pueblo, de los que viven aquí. Otros han vuelto. Hay quienes tienen el privelegio de tener su casa aquí. Otros la alquilan y eligen el pueblo para sus vacaciones.

El verano en el pueblo es el punto de encuentro de los que se fueron con los que se quedaron. Es el tiempo de contar como le fue a cada uno. Es preguntar por las familias y contar como fueron las cosas durante todo este año. Reirnos con sus alegrías y lamentar si algún familiar un día se marcho de este mundo. Es la hora del balance sin llegar al 31 de diciembre.

El verano en el pueblo es invitar a los amigos a tomar copas en la barra del bar. Es la hora de de comprar un pestorejo ó una panceta ó lo que sea, en lo de Papaché y comerselo en el campo de la suegra, si es de las que no vendieron la casa.

El verano en el pueblo es ir en bici hasta la piscina y zambullirte en las aguas claras, frescas y trasparentes de la piscina del Gévora, allá en La Junta.

El verano en el pueblo es hacer rutas de senderimos por cualquier parte de los alrededores, disfrutar del paisaje, oler el tomillo, el brezo, la jara ó el romero, é incluso adentrarte en tierras portuguesas.

El verano en el pueblo es cojer el coche y llegar hasta Alegrete, por la mañana temprano, tomar café en el bar de la plaza y comerte unos churros envueltos en azucar con canela, que están de muerte.

El verano en el pueblo es asistir a todas las fiestas que se celebran en estos dias en los caseríos de los alrededores y que cubren todos los fines de semana el mes de Julio y Agosto.

El verano en el pueblo es disfrutar de la feria y participar en cuantos eventos se celebran.

Pero lo mejor del verano que tenemos, es disfrutar de la presencia de los que llegan. Agradecerles que han vuelto. Darles las gracias porque se acuerdan de nosotros y no olvidan sus raíces. Practicar con ellos el arte de conversar, de hablar de lo que sea, pero hablar de algo, esa cualidad que solo los humanos tenemos y que en muchas ciudades industrializadas donde trabajan muchos de nuestros paisanos ya casi no se usa.

Por nuestras calles ya se ven algunas familias de las que hablamos. Esperamos que agosto sea un buen mes y los coches lleguen cargados de maletas, de afecto y de cariño de aquellos que un día se fueron.