Estos niños pertenecen a la generación de la posguerra, la época más dura de nuestra historia y que ha marcado a todos ellos. Nacidos en los años cuarenta, un periodo de nuestra historia donde éramos famosos porque no teníamos casi de nada, lo que se dice un país subdesarrollado.
Pero con todo éramos felices y en las fiestas nos divertíamos como el que más. Pobres pero alegres. A pasárnoslo bien no nos ganaba nadie, y las fiestas, aquí, se celebraban todas.
Los niños y niñas eran la alegría mayor que teníamos. Teníamos tantos que éramos inmensamente ricos. Tuvimos un fallo. No se de quien, pero aquí si fallamos pero bien. Y es que muchos niños a los diez años ya no iban a la escuela. Por eso en la fotografía hay tan pocos, porque a esta edad, cuando se hacía la primera comunión, la mayoría trabajaban junto a sus padres ó acomodados en casas de labor llevándoles unas pesetas a la maltrecha economía de su familia.
Por eso estos niños de la fotografía tuvieron mucha suerte y aprendieron algo más que saber leer, escribir y las cuatro reglas, con lo que se conformaban los padres que, no hacía muchos años, habían hecho la guerra.
Si miramos al que aparece en la fila de abajo, el segundo por la izquierda, es un niño que destaca sobre los otros en la forma de vestir. Traje blanco, de gala, llevado con estilo y saber estar. Cuando lo bautizaron, sus padres le pusieron un nombre muy especial. No había otro igual en el pueblo. Decir Gonzalo era identificarlo sin preguntar nada más. Al igual que en su primera comunión, a lo largo de su vidas se ha caracterizado por vestir bien, elegante como el primero y educado como el que más. A pesar de su forma seria en el vestir, tendríamos que destacar su sentido del humor, de la chispa, de la gracia que practica en reuniones con amigos, conocidos y familiares.
De Gonzalo hay que decir lo de tantos y tantos codoseranos. Por su trabajo vive fuera del pueblo, en Cáceres junto a su familia. Que es amante de su pueblo y que le gustaría vivir aquí hasta el resto de sus días. Esperemos que cuando se jubile, que ya le falta poco, lo tengamos más tiempo con nosotros