La Mochila Cuentan que Júpiter,antiguo dios de los romanos,convocó un día a todos los animales de la tierra. Cuando se presentaron les preguntó,uno por uno,si creían tener algún defecto.De ser así,él prometía mejorarlos hasta dejarlos satisfechos. -¿Que dices tú,la mona? -preguntó. -¿Me habla a mí? -saltó la mona-.¿Yo, defectos? Me miré en el espejo y me vi espléndida.En cambio el oso,¿se fijó? ¡No tiene cintura! -Que hable el oso -pidió Júpiter. -Aquí estoy -dijo el oso- con este cuerpo perfecto que me dio la naturaleza.¡Suerte no ser una mole como el elefante! -Que se presente el elefante... -Francamente,señor -dijo aquél-,no tengo de qué quejarme,aunque no todos puedan decir lo mismo.Ahí lo tiene al avescruz,con esas orejitas ridículas... -Que pase el avestruz. -Por mí no se moleste -dijo el ave-.¡Soy tan proporcionado!En cambio la jirafa, con ese cuello... -Júpiter hizo pasar a la jirafa quien,a su vez,dijo los dioses habían sido generosos con ella. -Gracias a mi altura veo los paisajes de la tierra y el cielo,no como la tortuga que sólo ve los cascotes. La tortuga,por su parte,dijo tener un físico excepcional. -Mi caparazón es un refujio ideal.Cuando pienso en la víbora,que tiene que vivir a la intemperie... -Que pase la víbora -dijo Júpiter algo fatigado. Llegó arrastrándose y habló con lengua viperina: -Por suerte soy lisita,no como el sapo que está lleno de verrugas. -¡Basta!-exclamó Júpiter-. Sólo falta que un animal ciego como el topo critique los ojos del águila. -Pecisamente -empezó el topo-,quería decir dos palabras:el águila tiene buena vista pero,¿no es horrible su cogote pelado? -¡Esto es el colmo!-dijo Júpiter,dando por terminada la reunión-.Todos se creen perfectos y piensan que los que deben cambiar son los otros. Suele ocurrir. Sólo tenemos ojos para los defectos ajenos y llevamos los propios bien ocultos,en una mochila,a la espalda.
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