La Codosera - Badajoz

el otro día me enteré que se había muerto Paco Sixte. No lo sabía y la verdad es que sentí mucho su muerte. Era el menor de seis hermanos, y todos ellos ya han muerto.

Paco Sixte siguió la profesión de sus padres, comerciantes de toda la vida, que fundaron la tienda de "La Lonja", en la plaza de la Iglesia. Don Pepe y doña Pepa, que así se llamaban sus padres, estaban todos los días detrás del mostrador y era costumbre de ellos que, el dia de San José, que en aquellos años era laborable, ponían la botella de anís con perrunillas encima del mostrador para obsequiar a los clientes que los felicitaban.

Fueron los primeros comerciantes que revolucionaron el comercio, en los años en que se asentaron aquí. Una lonja, la única por entonces, donde había casi de todo y además ordenado y puesto cada cosa en su sitio. Unos verdaderos profesionales del comercio. Los hijos varones ayudaban a los padres. Pedro se instaló por su cuenta cuando se casó y Paco heredó el viejo local de sus padres de la Plaza. Las hermanas, como era costumbre de aquellos años, no trabajaban. Unas se casaron con novios que llegaron de fuera del pueblo y otras se quedaron solteras...

Paco era un trabajador nato. Vivieron en la Carretera, en una de las casas de Adolfo, y era costumbre verlo dirigirse todos los dias a su comercio para atenderlo. Vinieron tiempos difíciles, dos hijos que criar, muchos gastos y la competencia cada vez mayor. Emprendió la empresa de montar un cine de verano, y en el corral de su nueva casa que se había construido en la Carretera, aprovechando el desnivel del terreno, lo acondicionó y las gentes comenzaron a divertirse en aquellas noches largas de verano viendo las películas que la censura de entonces dejaba proyectar.

A él también le llegó la emigración. El pueblo se despoblaba por día y las noticias que llegaban es que fuera de aquí había otras oportunidades de trabajo. Zafra fué su punto de destino. Allí estaba su hijo mayor, casado, y en esta ciudad ha pasado los últimos años de su vida junto a su esposa, Mari-Carmen, a la cual le enviamos nuestro más sentido pésame, aunque sea con un poco de retraso.