La Codosera - Badajoz

Cuatro años después, Iker Casillas volvió a levantar la copa de campeones de Europa (Reuters).

España es grande, muy grande. No hay comparación alguna. Este país, puede presumir de tener el mejor equipo de la historia del fútbol. Ningún otra selección había conseguido hacer lo que este equipo ha logrado. Enlazar Eurocopa, Mundial y Eurocopa parecía algo imposible pero no para una panda de locos bajitos, salpicados con la potencia justa de algún otro y dirigidos con la sabiduría de un técnico que tiene el título de marqués pero que sólo ejerce de gran entrenador y mejor persona. España lo ha logrado. Ganó en Viena, repitió en Johannesburgo y se ha exhibido en Kiev pasando por encima de Italia, otrora muro insalvable para la selección española y que ahora ha caído como todas las demás.




Ganar una final de la manera que lo hizo esta España está reservado a algo más que un simple equipo. Buffon recibió cuatro goles pero pudieron ser los que hubieran hecho falta. El dominio fue total. Solo existió una selección. La otra, a la que la deportividad española y su posterior acierto, permitió jugar la final, nunca pudo con el talento español. Jamás.




Enfrente estaba Italia, una selección a la que no se ganaba en partido oficial desde hace 92 años, pero que ayer fue un muñeco en manos de unos jugadores que están escribiendo una de las páginas más bellas del deporte mundial. Dominar así, con un fútbol de libro, imponiendo estilo y sabiendo manejar los partidos cuando hace falta, es algo que no se había visto hasta el momento. Gana el equipo, juega el equipo y ya son tres los campeonatos en los que se está demostrando




España no quería especulaciones, ni dar tiempo a que Italia se creyera con la más mínima posibilidad de poder llevarse o ni tan siquiera rozar la Eurocopa, esa que España la prestó ayer durante noventa minutos para que exhibiera en el Olímpico de Kiev. Los de Del Bosque salieron decididos a hacer lo que mejor saben que no es otra cosa que jugar al fútbol. Querían el partido y fueron a por él desde el primer minuto. Lo hicieron de la mejor manera posible, la que está reservada a los elegidos. Se pusieron a tocar y tocar la pelota abrumando a los italianos y divirtiendo al resto del planeta. Las asociaciones aparecían por todos lados gracias a esa superioridad bien entendida y creada por la presencia de Cesc, jugando de falso nueve pero pisando el área más que de costumbre.



Tras dos minutos de incertidumbre, de un par de apariciones de los italianos, Xavi decidió tirar de compás para marcar el ritmo que mejor le convenía a la campeona del mundo. En la previa dijo que le hubiera gustado aparecer más, ser algo más decisivo en el juego de España. Ante Italia lo hizo. El jugador del Barcelona derrotó en el cuerpo a cuerpo a Pirlo, al que anuló y al que aburrió con su despliegue de juego. Lo que en otros partidos no encontraba, en Kiev salía a chorros de sus botas. Quizás no haya sido su mejor campeonato pero era la final y sabía que España le necesitaba y allí estuvo desde el principio del partido, superando al que decían que iba camino de ser el mejor centrocampista del campeonato. No hubo color. Arriesgaba porque sabía que tras él estaban Busquets y Xabi Alonso. Pareja y concepto futbolístico que ha llegado a ser criticado, cuando lo que hacen es crear y no dejar pensar al contrario por igual.




Ese dominio llevó a España a sentirse cómoda, a gustarse. Ese mover la pelota de lado a lado buscando el hueco oportuno llevó a que en uno de esos movimientos Iniesta habilitara a Cesc con un sutil pase al hueco. El centrocampista disfrazado de nueve, tiró de fútbol de picardía para romper a Bonucci y asistir a Silva para que de cabeza batiera a Buffon. Sí, han leído bien. Silva, que no llega al metro setenta centímetros terminó con la resistencia del hace una década mejor portero del mundo. Trece minutos bastaron para disipar cualquier tipo de duda.




Tras el gol, España se relajó diez minutos lo que aprovechó Italia para avisar que la final no la jugaban solo unos que vestían de rojo. Cassano, en dos ocasiones, minutos 28 y 32 puso a prueba a Casillas en los momentos más tontos de la Selección en la final. Y es que Italia lo basaba todo en la inspiración de Pirlo, la potencia de Balotelli y la genialidad de Cassano. Nada más. El primero fue anulado por completo, el segundo no apareció hasta el minuto 38 y el físico del tercero no da para más que un rato.




Ese cuarto de hora de premio que Del Bosque y los suyos decidieron conceder no fue aprovechado por los italianos. Xavi, Iniesta, Silva y Cesc ya tenían oxígeno en sus venas para crear fútbol. Y eso es lo que hicieron en los últimos minutos de la primera parte. Querían sentenciar y bien que lo hicieron con una contra superlativa, algo que hasta el momento no figuraba en el registro español. Jordi Alba rompió en velocidad a todos los italianos pero su carrera no hubiera tenido premio alguno de no ser por el perfecto pase de Xavi. El nuevo jugador del Barcelona aprovechó la ocasión para poner una distancia que era un océano para los italianos. Del Bosque le pidió ser el mejor lateral de la Eurocopa y el catalán ha cumplido órdenes, permitiéndose el lujo de marcar en la final.




Los dos avisos de Di Natale nada más iniciarse la segunda parte fueron simples fuegos de artificio cuando el que está enfrente es Casillas. El partido era rojo por todos lados. No había otro color sobre el césped del Olímpico de Kiev. Incluso, y para no hacer sangre, Proença decidió no pitar un penalti por manos, dio en las dos, tras un remate de Sergio Ramos. Igual el árbitro no quería hacer sangre porque no hay otra explicación. Italia estaba tocada y se quedó sin respiración en el momento en el que Thiago se rompió y Prandelli ya no tenía posibilidad alguna de meter a otro jugador. Fin del partido




En la media hora que restaba hasta el final de la Eurocopa, España buscó el gol del torneo, el que se pudiera enmarcar tras decenas de esos toques que han llevado a 'La Roja' a ser el mejor equipo de las últimas décadas. Italia, por su parte, jugó a no recibir más goles. Lógico dada la superioridad española y la inferioridad numérica que tenía. Nada podía hacer porque correr detrás de la pelota es muy duro. Mucho. Y el que lo dude que pregunte a todas esas selecciones que se han quedado en el camino y que nada han podido hacer en los últimos cuatro años, esos mismos que España lleva dominando el fútbol mundial.




Antes de cerrar la Eurocopa y estos cuatro maravillosos años, tiene pinta que pueden durar algunos más, Fernando Torres tuvo ocasión batir por bajo a Buffon, lo que le valió para ser el máximo goleador del torneo y para que Xavi volviera a dar una exhibición de lo que es capaz de hacer jugando al fútbol, genialidades sin fin. Pero querían más y Mata, que se estrenó a falta de cinco minutos tuvo tiempo de cerrar la cuenta tras una perfecta asistencia de Torres. Orgía fuitbolística.




Ficha técnica

España: Casillas; Arbeloa, Piqué, Sergio Ramos, Jordi Alba; Busquets, Xabi Alonso, Xavi; Iniesta (Mata, m.86), Silva (Pedro, m.59) y Cesc (Torres, m.75).

Italia: Buffon; Abate, Barzagli, Bonucci, Chiellini (Balzaretti, m.21); Marchisio, Pirlo, De Rossi, Montolivo (Motta, m.56); Cassano (Di Natale, m.46) y Balotelli.

Goles: 1-0, m.14: Silva. 2-0, m.41: Jordi Alba. 3-0, m.84: Fernando Torres. 4-0, m.88: Mata.

Árbitro: Pedro Proenca (POR). Amonestó a Piqué (25) por España; y a Barzagli por Italia (44).

Incidencias: Final de la Eurocopa 2012 disputada en el estadio Olímpico de Kiev, lleno, ante la presencia de 64.000 espectadores. En el palco de honor estuvo presente el Príncipe de Asturias Felipe de Borbón, el presidente del Gobierno Mariano Rajoy, el presidente de la UEFA Michel Platini y el presidente de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) Ángel María Villar entre otras personalidades.