Guadiana del Caudillo - Badajoz

¡ Ay! mañana todos recordaremos a nuestros queridos difuntos. Todos los cementerios de España y fuera de ella se llenaran de flores y velas. Algunas mujeres y hombres rezarán, otros y otras lloraran y los mas permaneceran absortos mirando la foto de su ser querido que se marchó para siempre.

Esta historia que voy a contar es verídica, si, ocurrió en un pueblo de Extremadura, no cito pueblos ni nombres asi nadie se ofende.
Todas las tardes una jóven viuda iba al camposanto a llevarles flores a su difunto marido, muerto en un accidente de trabajo. Siempre sola, con el velo negro y la falda tambien del mismo color como eran los lutos en aquellos años de principios del siglo pasado.
Al lado de la morada del difunto habia otro nicho con el cuerpo de una mujer y un niño. Habia muerto de parto y al niño tampoco lograrón los médicos salvarlo. Asi que los enterraron juntos.

El viudo tambien iba todas las tardes cuando salia del trabajo a llevarle flores a su difunta esposa. Y asi varios años.

Una tarde se juntaron los dos, el viudo y la viuda en el cementerio, cada uno con sus flores, y al colocarlas como estaban muy juntos se cruzaron sus miradas. Ella bajó los ojos y el hizo lo mismo.
Asi varios dias. Hasta que una tarde, la viuda se encontró entre las flores marchitas del nicho de su esposo una carta, que decia.

"Perdona mujer. Pero ya no puedo resistir mas. Hace tiempo que me he enamorado de ti. Esos ojos negros, ese pelo de azabache, esa dulce voz cuando rezas y me dices buenas tardes esas manos primorosas, que observo cuando depositas las flores en el florero de tu querido esposo me han cautivado. Yo se que tanto tu difunto marido, como mi fiel esposa esten donde esten, que nadie sabe donde, se alegrarán de que nos unamos en cristiano matrimonio. Tu eres jóven creo que tendrás unos cuarenta años mas o menos. Yo solo tengo cincuenta ¿ Porque no rehacer nuestras vidas?
Espero mañana tu repuesta, si sientes vergüenza decirmelo verbalmente, haz lo que yo, escribe una carta y colocala en el florero de mi virtuosa esposa. Perdona mi atrevimiento, pero es que no vivo pensando en ti."


La viudad cuando leyó la carta, un escalofrío le recorrió todo el cuerpo, su corazón empezó a latir con mas fuerza y sus ojos brillaron de emoción.

A la tarde siguiente el viudo tenia la respuesta en el florero que decia.

"Lo he pensado, lo he consultado con mi hija, y por ella no hay incombeniente. Yo con un poco de rubor te digo, que también hace mucho tiempo que estoy enamorada de ti, pero el recato y el miedo al rechazo a las habladurias de la gente que me consideren mujer liviana, que no lo soy, he guardado el secreto.
Si, acepto tu propuesta. Tanto mi marido como tu mujer se sentiran muy alegre allá en el Cielo, porque yo soy creyente.
Una cosa te pido, solo una, que la foto de mi marido la respetes en mi alcoba. La de tu mujer la puedes llevar contigo, yo aparte de respetarla rezaré por ella.

Y se casaron. Fueron felices, sin dejar de llevarle flores a sus difuntos. Ella cuando el no po dia ir al cementerio, llevaba dos ramos uno para la difunta y otra para el difunto.


Buenas noches, y que no soñeis con muertos.

que relato mas bonito,pero si es vedad porque sabes "no registrado" lo del escalofrio por el cuerpo, los latidos del corazon y sus ojos brillantes, ai algo que no me cuadra, algo sospechoso, alo mejor se conocian de antes o eran vecinos, o se cargaron a sus seres quridos, y encima del mismo pueblo, con las lapidas al lado, la gente murmuraria, el enterraor estaria mosca, pa mi que los que murieron abia que preguntarle. Me voi que juega el Madrid, pero sigo diciendo que ai algo que no me cuadra.