Guadiana del Caudillo - Badajoz

La noche era fria, muy fria. Un viento helado recorria la ciudad de norte a sur. El cielo permanecia encapotado, algunos copos de nieve de desprendian de las amenazantes nubes y como alfileres caian sobre el asfalto. Las calles estaban desierta, solo algun trasnochador circulaba soplandose las manos para que no se le helaran.
Y en el laberinto de callejuelas sucias y desangeladas, una mujer jóven muy jóven, casi una niña se hallaba recostada en uno de los portales. Famelica y sucia, nadie sabe lo que hacia alli, tal vez esperaba a alguien que la protegiera, que le proporcinara un café en uno de los tugurios maloliente existentes en el suburbio. O quizás buscara un cliente que le ayudara a pasar la noche gélida en un misero colchón de estopa. Era morerna, tipo agitanado, ojos negros y pelo desgreñado., contaria unos 17 años de edad mas o menos.

A la largo de la callejuela mal iluminado vio acercarse dos siluietas, caminaban separados unos ocho o nueve pasos uno del otro.. silenciosos envueltos en recias capàs de paño y sobre su cabeza un extraño sombrero.

La chica intentó huir. Nada bueno le presagiaba aquellas dos sombras en la noche infernal, pero sus piernas no la obedecieron. Entumecidas por el frio y la falta de vitaminas, la mantuvieron en el mismo sitio.
Cuando estuvieron casi a la altura de ella suspiró. Supo quienes eran aquellos dos hombres, la capa y el sombrero los delataba, no habia duda eran los civiles.

En su febril delirio se extraño que aquellos hombres patrullaran la ciudad, pues casi siempre era la policia y los serenos quien la mandaba a casa o la entraba en la taberna para que se le calentaran los huesos al calor de la estufa de carbón que ocupaba el centro de la estancia. Le pagaban un café, o un caldo para que entrara en calor y se marchaban a su cometido. Luego el tabernero cuando falto de parroquianos sobre la una de la madrugada cerraba el tuguirio, le echaba a la calle y en cualquier portal acurrucada en unos sacos de papel que cogia en las obras del evase de cemento se dormia helada entumecida.

¿ Quien era? ¿Porque se encontraba en ese trance inhumano? Nadie lo sabia, nadie queria complicaciones.

Los civiles le interrogaron el porque estaba alli, aquella noche tan fria y desapacible, que hasta las fieras mas sanguinarias se refugiaban en sus cubiles.

Ella no contestó. Estaba aterrada, Habia oido que la guardia civil, pegaba y a los que cogian de noche los llevaban a la carcel, Ella no queria ir a la cárcel. Alli habioa muerto su madre, por robar joyas, en la casa que trabajaba de sirvienta. A su padre no lo conoció, nunca su madre le habló de el. Se decia por el barrio que era hija de padre desconocido, de madre soltera que para el caso es lo mismo. Despues de ser encarcelada, le confiscaron el casucho donde dormian. Ella se quedó en la calle, y desde entonces vivia dando bandazos de acá para allá. Ejercia la prostitucion para poder comer y dormir, pero a vecs el "negocio" no funcionaba y se encontraba en el mayor desamparo que imaginarse se puede.
El Jefe de pareja se percató de la angustia en que se encontraba y dijo, serio arrogante,retorciendose el bigote.
_¿ Has comido?.- Elle denegó con la cabeza.
_¿ Donde vas a pasar la noche? ¿ Tienes algun sitio?
_ No, pero estoy bien aqui-respondio con voz apagada.

Era obvio que el miedo le recorria todo el cuerpo, sumando otra angustia mas de las que soportaba,
_ Pues andando, vamos al cuartel-sentecio el bigotudo guardia civil.
Y la indigente, a duras penas se puso en marcha. Caminaba muy despacio, se cansaba, no podia mas. El cuartel distaba unos cinco kilometros de aquel lugar, no podia seguir.
-¡Por favor dejenme aqui!-gemia-Yo nada he hecho. ¿Poprque me llevan a la carcel.
El guardia mas joven se desprendio de su capa y se la echo por encima.
-Abrigate. Ahora te cogeremos entre los dos y te llevaremos.
Hagan lo que quieran conmigo. dijo en un hilo de voz sin fuerzas.
Los hombrers se miraron uno a otro y se hicieron señas.
Entonces el guardia joven presentó sus espaldas y el mayor la subió a ellas. No era mucho el peso, pero incomodo. La joven se aferraba con sus manos débiles a los hombros del que la transportaba para no resbalarse y caer a tierra. Y asi con miles fatigas cubrieron los cinco kilómetros de distancia,
Llamaron abrió el guardia de puertas.
Mira Jimenez esta mujer viene muy débil. Avisa al médico, creo que se encuentra enferma. Tiene fiebre. Mientras ,yo la subiré a mi pabellón y la acostaré en la cama que tenemos para cuando vienen mis suegros. Tiene sabanas y mantas limpias.
Y la llevó a su pabellon. Despertó a Luisa, su mujer y le contó lo sucedido. La buena señora la desnudó y maternalmente la acostó en el humilde pero limpio lecho, en espera del médico. Mientras le preparó una taza de
caldo caliente que se lo tomó con dificultad. De verdad estaba enferma.
Llegó el médico, la reconoció cientificamente, y pronosticó. " Neumonia doble" Inmediatamente tiene que ser in- gresada en el hospital.
Y alli el mismo guardia la llevó en sus hombros ayudado por su compañero de pareja. No habia mas en el cuartel. El de puerta no podia abandonar su puesto.
No poseia cartilla de la Seguridad Social. Nada, solo un carnet caducado de identidad. No con mucho agrado le dieron hospitgalidad.
-Vendré a verte cujando pueda- le propetió el guardia joven.
Y asi fue.
Diez dias permaneció en el hospital, hasta que sanó. Nadie pagó la hospitalidad, pero a los seis meses el guardia recibió una carta del Centro de Salud. Le pedian dos mil pesetas por la enferma. Era poco, solo los gastos oc- asionados de medicinas y aseo. Pero el guardia tenia menos. Su paga era solo de cuatrocientas pesetas mensuales. ¿ Como hacer frente a la situacion?
LUisa, valiente, no se arrugó. Tengo en la hucha tres mil pesetas para la entrada de la casa. Aún nos sobra dinero. Hoy mismo voy a pagar la deuda.
No me importa empezar de nuevo, tengo el orgullo y la satisfacción, de que mi marido ha salvado una vida.
- Bueno la ha salvado el medico-dijo humildemente el marido.
Si, pero con vuestra ayuda y proteción. ¿ No estás contento?
_ Si, Luisa. Muy contento. Ahora lo que hace falta es que alguien la recoja y no vuelva a encontrarse en la situacion que la encontre´. Dame un beso!
Uno no, miles. Buen servicio marido. De los mejorers de tu profesión .

dramatico y espeluznante relato y mui emocionante " no rejistrado " lo que no entiendo es que con 17 años tenga ya el carne caducado se lo sacaria mui joben, y mui bien por el medico esaminandola " cientificamente " a ver si la Consuelo aprende. me voi que es tarde.