Guadiana del Caudillo - Badajoz

Ya se le caen las hojas
a las hermosas higueras
ya se vendimian las vides
quedando yermas las cepas

Se van las golondrinas
a su africano hogar
la luz del sol no brilla
y sopla el vendaval

ya va vistiendo de oro
sus hojas el castañar
buscando otros aires
los pastores se van

Silva la locomotora
las mozas marchan ya
buscando horizontes
que brillen mas que acá

Madre mia di
porque mis ojos madre
porque quieren llorar

El arado en la tierra
los surcos abriran
sembrando las senaras
ya los labriegos van

Mi corazon melancólico
lleno de amor está
ha llegado el otoño
la estacion de la paz

Otoño dulce otoño
estacion del querer
de dulces despertar
con los sueños de ayer.

JHB

ma gustao mucho lo de la locomotora, ma recuerdo cuando iba yo de pueblo en pueblo a las capaes, de toro en toro, a uste no le gusta na los toros y muso la emeterica y a mi en al reve muso los toros y panico a la emeterica. que escrito mas bonito. no se quien es pero tie nombre de guisqui JB. que pena que no emos tenio toros en la feria, los trastos pa la feria del hi o las baquillas de la bara. hasta otra.

El maletilla, iba a un pueblo donde se celebraba una corrida de toros. No eran muy famosos los matadores, pero para pueblo bien estaban.
El pobre Maletilla llegó en el tren. Montó sin billete, ya que el pobre no tenia ni para un triste bocadillo de sardinas. Como no podia ser de otro modo, viaja en tercera, y gracias a la generosidad de aquellas pobres y buenas personas, como eran todas las que viajeban en esa clase, pudo comer ya que entretodos le dieron de su fiambrera. Y llegó el revisor y tambien gracias a una buena mujer no lo bajaron en la proxima estación, porque lo metió bajo el asiento ( entonces los asientos eran de otra forma que hoy) y con su amplia falda lo tapó, aunque tampoco el revisor debia de ser malo ya que no se la daban con queso, peo hizo la vista gorda, y asi el maletilla pudo llegar al pueblo donde se celebraba la corrida.
Con un trapo rojo, un palo y su indumentaria de una blusa incolora, un pntalón remendado y una gorrilla de visera, se apostó en los aledaños de la plaza pidiendo una oportunidad que en un cartón escribió con trazos desiguales.
Los guardias lo echaron dos otres veces de alli, pero el volvia. Queria una oportunidad porque se creia valiente, y lo era.

Alguien le ayudó a escalar la pared de la plaza por el lado que menos público habia, y así logró ver desde el tendido como los diestros se lucian con capote capa y muleta.
El pobre maletilla se recomia. " Eso yo soy capaz de hacerlo mejor" decia a los que estaban a su lado aguantando un sol de justicia del mes de Julio.
Los otros que debian ser unos cachondos, lo increpaban para que se tirarse al ruedo. Y, como no hacia falta mucho el chaval se armó de valor aunque no le faltaba y saltó la barrera plantandose con su trapo rojo delante del bicho.
Pues si tuvo coraje y valor, dandole unos lances de lujo al toro.
Hasta cuatro pases bien dados, estilo Manolete le pegó al toro, hasta que los banderilleros lo cogieron por el brazo y lo llevaron a la Guardia Civil. Pero... Una bella joven, hija de un terrateniente del pueblo, le gustó el toreo que realizó y lo esbelto y elegante del chico a pesar de su desaliño, y fue a la presidencia que era el alcalde y pagó la multa quer le impuso.
Uno de los toreros el de mas rango, lo llamó y le dijo que lo habia hecho muy bien. Que cuando terminase la corrida hiciese por verlo.
El muchacho se frotaba las manos de alegria. , y al finalizar el festejo se dirigió al lugar donde se hallaba el diestro, que habia cortado dos orejas y salia por la puerta grande. En los pueblos no es dificil.
Y el muchacho, se postró de hinojos ante el matador, pidiendole perdón pues era el toro de el el que se atrevió a lancear.
Pero mira por donde, el hombre le dijo., que no se preocupara que lo tomaba como mozo de espada.
Y así empezó a torear en plazas de pueblo, ayudado por aquel torero. Y llegó a ser un gran matador.
Jamás tuvo que viajar sin billete, ni pasar hambre ni ser despreciado por las mujeres. Se caso con la jóven que se enamoró de el, la que le pagó la multa , que quiso que abandonara los ruedos, pero el lo llevaba en la sangre y siguió toreando, borracho por los éxitos y los aplausos, hasta que un mal dia fué empitonado por un mal bicho y unos claveles rojos nacieron de la arena. Era la sangre de aquel maletilla que tantas tardes de gloria proporcioó a los aficionados.


Amigo Maletilla 1900 aunque soy contrario a las corridas de toros, no dejo de valorar el valor, el tesón y el arte de los hombres que visten el traje de luces.