Castuera - Badajoz

Son saludables todas las reclamaciones y reivindicaciones. Son síntoma del pulso de nuestro pueblo. En los últimos tiempos las ha habido de la más variopinta gama, desde la del famoso avión hasta la de la plaza de abastos.
Por ese motivo me sorprende la escasa reacción ante la publicación de la auditoría del pueblo durante el ejercicio 2010. No sé si la motivación o causa proviene por la formalidad, complejidad y especificidad del documento. Brevemente y sin muchas honduras, y a modo de titulares os la resumo:
•Ausencia de documentación justificativa en las operaciones realizadas.
•Errores en los saldos contables.
•Importes registrados como pendientes de pagos sin justificar.
•Gasto de personal muy por encima del promedio de pueblos de su parecida población.
•No se cuenta con libro de inmovilizado o de bienes.
•Faltan de procedimientos escritos de gestión.
Hablando en Román Paladino, si los receptores, o sea, los accionistas(los ciudadanos) de este informe fueran razonables, se avergonzarían y reaccionarían tomando decisiones. Llamando al orden y exigiendo responsabilidades. Inevitablemente se producirían dimisiones y se despedirían a los encargados de la manifiesta y evidente incompetencia.
Para algunos, por suerte y para otros, por desgracia, esto no es una empresa, es un Ayuntamiento. No obstante, en el capítulo de las responsabilidades políticas hay que decir mucho y preguntarse y sugerirse aún más. Para mi es demoledor, que un órgano independiente exponga los resultados que ha arrojado la auditoria. El compendio de descontrol, desorden y desorganización destila un tufo de inhabilidad e incapacidad. Huele a podrido.
Si el pueblo tuviera dificultades financieras y necesitara de la ayuda externa, pública o privada, y presentara como carta de presentación, garantía o aval semejante informe, no duden que los prestadores, desconfiarían y amablemente nos invitarían a volver por donde hemos entrado. La imagen que rezuma el documento, es de ser gente poco seria y que ha campado por sus enanchas sin ninguna vigilancia.
Que nadie se llame a engaño. No se alarmen. No lo digo yo. Lo dice el informe de auditoría en tono sustantivo. A ellos no les competen las calificaciones, solo los hechos. El análisis y sus conclusiones son patrimonio de los lugareños de Castuera.
Ya para terminar, reseñar la última iniciativa del Sr. Martos, colmo del acabose y del despropósito: …” pedir que se le felicite por su gestión”... Es un malabarista del ejercicio del cinismo. No da una en su mundo al revés. Parece como si hubiera sufrido una intoxicación de abdominales. Si no, créame, no se entiende. Hágaselo mirar. Visite a un especialista. Y desista y retorne a lo suyo. El saludable arte de la gimnasia lo agradecerá.