ANGELITOS El Dioni, gran carcomido por el microbio envidioso de la mano de un santito se nos pone melindroso y eso, sino caguetoso. Los dos son seres preciosos de incorruptos corazones que van siempre por los rincones con escritos maliciosos. Y es en ellos muy natural decir con Goebbels sin cejar que son malos los demás y que a todos nos salvarán si llegan a gobernar. Pero, ¡oh contradicción! Ni respetan a los jueces ni a la justicia ni a Dios, a no ser que les vaya bien a los asuntos de su interés y los usen sin pudor como han hecho con Garzón. Tocan la fibra sensible de aquellos que aún no ven que apelan a los sentimientos para poder enaltecer esas sus ansias de poder que pisotea sin cesar los derechos de los demás. Tan ladinos como son quieren imponen su razón y juzgan en cada ocasión sin piedad y en nombre de Dios el humano tropezón. Su soberbia es infinita, se colocan en la cúspide y con su sapiencia finita emiten juicios paralelos ejerciendo de juez sin serlo y cargan siempre el mochuelo a los que ven como lelos para sacarle la guita. |