Desde la negra noche de los tiempos
donde se fraguaron viejas venganzas,
nos llegan ventarrones nuevos
a los que nuestra vista no alcanza
para prevenir los estragos
que producen crueles matanzas
que unos añosos carniceros
desde sus cubiles traman.
Bajo ropajes inmaculados bien lavados
para disimular bien las manchas,
esconden querellas añejas
y ven la luz ambiciones nuevas
de oros y glorias logradas
a base de bastos y espadas.
Tahúres por naturaleza,
juegan al mus y se hacen señas
usando todas la barajas
con todas las cartas marcadas.
Las copas son los pardillos
que en timba tan bien montada
son usadas como monaguillos
por sociedad bien adiestrada
donde todas las ganancias
terminan quedando en casa.
¡Hagan juego señores!
Dice el que tiene la banca.