Almendral - Badajoz

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Salustiano Borrascas

27 DE ENERO DE 1945:

Ya hacía seis años y un día, que en España, las tropas rebeldes que se habían levantado en armas contra el sistema político legalmente establecido al objeto de imponer por la fuerza de las armas un “nuevo orden”, habían bombardeado Barcelona por última vez en ese siglo y, en Auschwitz, (Polonia), en un complejo cerrado con vallas electrificadas y custodiado por feroces perros salvajes de dos y cuatro patas, armados hasta los dientes unos y adiestrados para desgarrar cuerpos humanos los otros; tropas soviéticas ponía sus botas en el interior y liberaban a lo que quedaba de una gente allí encerradas que, milagrosamente, aún conservaban cierta apariencia de personas.

Se cree que a lo largo de esos seis años, los hombres y mujeres alemanas de bien, aparte de los destrozos de la guerra contra el restos del mundo y con todas sus víctimas, habían conseguido exterminar entre ese campo de exterminio y otros, unos cuatro millones de seres humanos. Sin piedad, como si fueran sanguijuelas o conejillos de indias a los que se les podía hacer toda clase de perrerías sin que por ello, sintieran los verdugos el más mínimo sentimiento de culpa cuando llegaban a sus aposentos y le daban un beso en la frente a su hijos, como hacen hoy cientos de padres al llegar a casa después del trabajo.

Ancianos, mujeres y hombres, normales y enanos o disminuidos, y otras personas con alguna tara o malformación física. Todos susceptibles de extraerle un provecho económico aunque sólo fuera la piel o el cabello. O experimentos médicos con ellos. O trabajos forzados hasta que morían por extenuación. Una forma de ahorrar balas o gasto en el gas Zyklon, que es el que usaban ultimamente. Judíos en su inmensa mayoría.

Y ¿cómo se llegó a esa situación en que gran parte de la “cristiana” población europea llegó a comportarse de forma tan ruin y desalmada? No lo sé, quizá esta población europea siempre se ha producido con esa saña tan violenta y criminal y, si estaba acostumbrada a tratar a negros, gitanos, indios de la India y de las Américas y a otras etnias, como si fuesen animales carentes de sentimientos y por la tanto de entendimiento y por eso sin alma, como objetos inanimados a los que se les podía dar fuego o usar y tirar después, pues, igual por eso, pocos se percataron de la enormidad de la tragedia y, entonces, como ayer noche en un programa debate de una televisión con cobertura estatal, se oiría decir eso de: primero nosotros y los demás, que se las apañen. O esta otra en boca de una tipa que se decía empresaria: yo quería contratar gente para trabajar y nadie quiso venir conmigo y eso es, porque si ganan ochocientos o mil euros de paro, pues la gente prefiere no trabajar. Quizá fue por eso. O porque no se dieron cuenta de que, primero quemaban las casas de los judíos y las suyas no porque no eran judíos, por lo tanto, todo en orden.

Pero ya vamos bien para Andorra ya, dice el Monaguillo en una de sus monaguilladas, que los catalanes no se pueden quejar porque a los extremeños es a los que más perjudica eso de que se haya frenado la expansión de la producción de energías limpias. Con dos cohones. No dice que es él, su facción ideológica, la que comete la barrabasada y, ademas aplaude frenéticamente a su amado líder, cuando impulsa un reforma en educación que, aunque nos hallamos fijado sólo en la cosa de la lengua catalana por su grosería, va más allá y lleva implícita la simiente del retroceso pues, deja desvalida a la escuela pública en aras de beneficiar absolutamente en todo, a las que están bajo el patrocinio de Rouco Varela y compañía. Traspasando con total impunidad, fondos de la pública a la privada para mayor regodeo y ganancias.

Cuando se oye decir al voceras Floriano, que los suyos son los más honrados del Planeta y que nunca se han vistos involucrados en actos de latrocinio y corrupción, y, vemos que la sociedad anestesiada calla, ve la tele y luego los vota, quizá es porque estamos en un estado de catarsis similar al de aquella sociedad europea que no se dio cuenta que tenían a la hiena dentro de casa hacía ya largo tiempo.

Salud.