Alburquerque - Badajoz

El BCE advierte a España de que el rescate bancario no saldrá gratis
El Gobierno deberá acelerar las reformas para volver a crecer, en vísperas de la presentación del Presupuesto de 2013
La asistencia financiera a los bancos españoles no saldrá gratis. Las condiciones directas del memorando pactado con la Unión Europea solo afectan directamente a la banca, pero incidirán en el endeudamiento público, y las acciones destinadas a evitar que el débito escale hasta magnitudes insostenibles repercuten en el conjunto de la sociedad. Hasta el punto de que el BCE ha advertido al Gobierno de Rajoy de que necesita acelerar las reformas para volver a crecer y, en vísperas de la presentación de los nuevos presupuestos, le insiste en que no puede cejar en los ajustes si quiere evitar que los débitos se disparen más allá del 100% del Producto Interior Bruto, o emprender una senda de difícil retorno.
Mientras el Gobierno aún deshoja la margarita para decidir si puede o no sustraerse a un rescate global de la economía española, el Banco Central Europeo (BCE) ha puesto, negro sobre blanco, las circunstancias que ya concurren en el auxilio bancario. En los últimos tiempos el BCE ha utilizado su boletín mensual para lanzar mensajes directos. Hace cuatro semanas instó a España a activar las reformas necesarias para recibir ayuda financiera, y ahora enciende las alarmas dando por hecho que el Ejecutivo retirará la totalidad de los 100.000 millones ofrecidos.
Si se diera esta premisa, y en tanto la constitución de la unión bancaria siga el pausado ritmo previsto, el auxilio al sector del crédito español pasará una severa factura a la deuda pública. Solo en caso de una aceleración de la unión bancaria europea cabría pensar en la posibilidad de sustraer esa factura a los débitos del Estado. La activación del fondo de rescate europeo de carácter permanente (MEDE) permitiría sacar la deuda del cómputo nacional. Es una de las razones que explican la urgencia de Rajoy por la puesta en marcha de este mecanismo.
El eurobanco analiza la situación de España sin paliativos. Explica que, solo si se diera el escenario de crecimiento planteado por el Gobierno -caída del 0,5% del PIB en 2013 entre otras variables- retirar toda la ayuda bancaria solo supondría elevar la proporción de deuda sobre el PIB hasta el 94% en 2015, para registrar un posterior descenso que dejaría esta relación en el 77% en 2020.
Escalada
Pero los expertos del BCE advierten, a continuación, de que este escenario puede resultar «demasiado optimista». No son los únicos en opinar así. Instituciones internacionales y organismos privados ya dan por seguro un retroceso del PIB español del 1,5% el próximo año. Si así ocurriera, y la recuperación fuera sensiblemente más lenta (con un mínimo repunte del 0,2% en 2014 y del 0,9% en 2015, porcentajes muy por debajo del potencial de crecimiento de la economía española), la deuda pública del Estado alcanzaría el 99% del PIB en 2015 y apenas descendería hasta el 88% en 2020.
Y aún van más allá, al añadir que el principal riesgo no reside tanto en la trayectoria de la economía como en una eventual relajación del Gobierno. De tal manera que, si en el periodo 2012-2013 el Ejecutivo solo consigue llevar a cabo la mitad del ajuste estructural que tiene comprometido, la deuda en relación con el PIB emprenderá una escalada indeseable. Alcanzaría el 104% del PIB en 2016, y se resistiría a bajar hasta el 103% en 2020. Una situación intermedia se daría si la deuda permaneciera 200 puntos básicos por encima del escenario base.
El BCE también examina a Italia, el otro país periférico en el foco de los ataques en los mercados de deuda. Con relación a España, su desequilibrio es actualmente mucho más notable. Y el instituto emisor calcula en su mejor escenario que, si el país transalpino logra plenamente los objetivos de su plan de estabilidad, su deuda pública tocaría techo este año al alcanzar el 123% del PIB, porcentaje que podría descender por debajo del 100% en 2020.
Tercera reforma financiera
Por otro lado, el Congreso convalidó ayer la tercera reforma financiera del Gobierno tras recibir el apoyo de PP y CiU, y la abstención del PNV, una norma que todos los grupos decidieron tramitar como proyecto de ley para que se puedan incluir enmiendas. La norma, que cumple los «compromisos» acordados con Europa para conceder una ayuda de hasta 100.000 millones para sanear el sector, incluye la creación del conocido como «banco malo», que según ha dicho el ministro, estará listo en diciembre. También prevé aumentar la protección de los inversores minoristas para evitar que se vuelva a producir la comercialización inadecuada de determinados productos como las preferentes.
El ministro adelantó en su intervención en el Congreso que a finales de septiembre se conocerán los resultados de las necesidades de capital de la banca que publicará la consultora Oliver Wyman, banco a banco, y que las entidades que están intervenidas por el FROB recibirán la ayuda pública después de que a principios de noviembre se aprueben sus programas de reestructuración.