Tiñosillos - Avila

Hará cosa de més y medio
que llevo puesta una grapa;
y me ha cerrado la brecha
que me abrí con la ventana.
Estaba tan abstraido,
tan hundido en la nostalgia,
que al levantarme, no ví,
ese pico tan canalla.
Sentí calambrazo tal,
en la nuca y en la espalda,
que juré en arameo
contra espíritus y fantasmas.
El rostro se me empapó
con la sangre que brotaba,
y tras lavarme la herida,
y de ponerme una gasa,
di aviso al matasanos
-que vino con su ayudanta-
y desinfectó la herida
instalándome esta grapa.
Mi vida ya no es la misma,
me paso las noches en ascuas,
con esta antena ultrasónica
en mi cabeza enterrada.
No hay mensaje que no oiga
vía satélite, desde la cama:
escucho a la guardia civil,
de tráfico y de aduanas;
a las emisoras locales
y a los coches de la pasma.
Anoche, sin ir más lejos,
a horas extemporáneas,
recibí desde el espacio
un voltio de rayos agmma.
Al momento percibí
una extrañísima charla,
de la que no entendí
ni siquiera una palabra;
no era lengua conocida,
parecía de otra galaxia...
Antes pasaba las noches,
ora insomne, ora planchadas;
hoy, me siento el transistor
de toda la vía láctea.
Esto de oir solamente,
sin poder emitir nada,
es vivir sin estar vivo,
es una gran cabronada.
¡Ya no puedo con el pellejo,
se está curvando mi espalda,
unas orejas de a palmo
tienen mi tez agrisada!
¡Renuncio a ser emisora,
que me quiten esta grapa!