Sotillo de la Adrada - Avila

Se destacaba la luna
en el azul firmamento
como uma blanca azucena
en unos rubios cabellos.
Los luceros de su escolta
como chiquillos traviesos,
recelosos de perderla
le fueron formando cerco.
Y a la par que ella irradiaba
sua purísimos destellos,
las sombras se confundian
arrastradas por el suelo.
Era una noche de Junio;
efluvios de prado y heno;
Al murmullo hecho silencio
que rodeaba el sendero,
de cuando en cuando llegaba
el débil ladrar de un perro,
el trino de un ruiseñor
y frescura de los huertos.
Se apreciaba a nuestra espalda
como un romor bullanguero,
notas de una gaitilla
desde la plaza del pueblo.
Llavabas traje de fiesta,
el csbello limpio,suelto,
las mejillas encendidas
y el corazon algo inquieto.
Luces que parpadeaban
se veian a lpo lejos
y mas cerca claros,sombras
y el campo dormido y quieto.
¡La majestad de la noche
imponia un gran respeto¡
Tu cojida de brazo
sintiendo placer y miedo,
me acercabas cariñosa
en gesto de embeleso.
Y al contacto de tus manos,
al tivio calor del cuerpo,
formamos una sola sombra,
confundido nuestro aliento,
vimos reclinar la luna
y ocultarse tras los ceros.
Solo la luna sabrá
testigos de amores muertos
el rescoldo que sembrastes
aquella noche en mi pecho.
Si cada palabra mia,
te juró un amor eterno
desde entonces siempre vivo
fiel aquellos juramentos.
¡Lamentos y promesas
ilusiones y recuerdos,
que no los puede borrar
ni la distancia ni el tiempo¡
Tu en cambio olvidastes todo
y aún olvidas que te quiero
y nada te dicen los mimos
las caricias y los besos
bajo aquella luna clara
escoltada de luceros

NiDa, esta es la más bonita que has enviado, es sencillamente preciosa y que sin duda trae bellos recuerdos, y sabor a pueblo.