Cambia zapatos y medias por albarcas y “deales”, el traje el bolso y la etiqueta por manteos y morrales. Cambia su reloj Cartier por el de los rayos solares, las comidas puntuales por el albedrío del hambre. Cambia aceras grises cuadriculado laberinto, por caminos imposibles donde triunfa el instinto. Cambia el pertinaz ruido por silencios rotos de mirlo, el aire con olor a gasolina por el que la sierra trasmina. Cambia siete horas de sueño por noches de adrede desvelo, tempestades oscuras sin dueño por la lluvia de San Lorenzo. Cambia su peces de colores por esos pardos y anodinos, y por los de río montaraces los baños con agua de grifo. Cambia la compañía virtual por el roce con los amigos, foros, blogs, twets, chatear por los “vélai” de los vecinos. Cambia ratón por Ve-gato y por horizontes el despacho, el tiempo medido a plazos por el derrochado al contado.
La abajo firmante:
se va de vacaciones por tiempo indefinido, y si veis que no vuelve Buscarla en el olvido.