El viernes Santo-por Pedro Calderón de la Barca El viernes santo Solo, negado, escarnecido, muerto, enclavado en la Cruz, ¡oh Jesús mío!, la frente inclinas sobre el mundo impío, en la cumbre de Gólgotha desierto. Ebrio, entretanto, y de baldón cubierto, el mortal, en su infame desvarío, adora una beldad de aliento frío, pálida y mustia cual cadáver yerto. ¡Perdónalo, Señor! Que si en tal hora la majestad de tu dolor ultraja e ingrato y loco tu Pasión olvida, su espíritu inmortal se agita y llora por sacudir del cuerpo la mortaja..., y vive en él como enterrado en vida! Dia 22 de Abril de 2011 Morañega |