Políticos somos todos En una democracia políticos somos todos, directamente o por representación de otros. Lo más probable es que los políticos se nos parezcan mucho a quienes les votamos, quizá incluso demasiado; si fuesen muy distintos a nosotros, mucho peores o exageradamente mejores que el resto, seguro que no les elegiríamos para representarnos en el ayuntamiento. Ahora bien, solo los gobernantes que no llegan al poder por medio de elecciones generales (como los dictadores, los manipuladores…) basan su prestigio en que se les tenga por diferentes al común de los hombres. Como son distintos a los demás (por su fuerza, por su mala fe, por inspiración divina o por lo que sea) se consideran con derecho a mandar sin someterse a las urnas ni escuchar la opinión de cada uno de sus conciudadanos. Eso sí, Asegurarán muy serios que el “verdadero” pueblo está con ellos, que la “calle” les apoya con tanto entusiasmo que no hace falta ni siquiera contar a sus partidarios para saber si son muchos o menos de muchos. diegodemalagón
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