Mombeltrán - Avila

La doctora doña Paloma Jara Vera siguió el camino marcado por su padre el pediatra don Pablo Jara. La doctora Jara ha alcanzado una gran relevancia como cirujano por los más de 700 trasplantes hepáticos realizados y el tratamiento de la hepatitis infantil. Es una de las pioneras por el primer trasplante infantil realizado en España. Pero es que además, es la creadora del servicio de Hepatología Pediátrica en el hospital madrileño de La Paz, un servicio que goza de un enorme prestigio internacional y contribuye destacadamente para que el hospital madrileño sea considerado un referente y el mejor hospital infantil de España.

La doctora Jara a lo largo de su vida profesional seguramente ha recibido muchos reconocimientos en forma de premios, incluido el que le otorgó no hace mucho su ciudad natal de Talavera de la Reina. Pero seguro que ella tiene en gran estima y aprecio el reconocimiento que los vecinos y vecinas de Mombeltrán le hemos brindado esta mañana, aunque no sea de los más importantes de los que ha merecido por el exhaustivo trabajo que ha realizado, expresado en infinidad de estudios publicados, ponencias en congresos, docencia universitaria, conferencias, seminarios a éste y al otro lado del charco. De hecho hace unos años recibía el homenaje y reconocimiento de sus propios colegas nacionales e internacionales con motivo de la publicación del último libro que dedicó a su especialidad.

Pero nuestro reconocimiento local tiene una gran importancia por distintos motivos. En primer lugar, porque surge de una iniciativa popular y es el pueblo de Mombeltrán, su segunda patria chica, en la cual ha tenido multitud de detalles profesionales con pequeños y mayores, siempre desinteresadamente, con una generosidad y amabilidad sin parangón. También porque se lanza un mensaje esperanzador de que Mombeltrán no olvida a los suyos o a los que se siempre se han sentido bien y queridos entre nosotros. Igualmente porque se reconoce el tesón, la voluntad y el esfuerzo por saber lo más posible en aspectos que no son siempre muy populares pero que alcanzan suma importancia en lo que más importa, la salud, la vida. Y en cuarto lugar porque, aunque pudiera parecer algo interesado para el Ayuntamiento, no deja de ser cierto que la calidad personal y humana de la reconocida prestigia al mismo pueblo. La doctora Jara no ha tenido hijos, pero por lo que ha hecho por muchos villanos suma una larga lista de ellos en su densa trayectoria de atención, desvelos y constante investigación e innovación en la lucha frente a las patologías hepáticas infantiles en favor de la infancia.

Creo que en la concesión de este reconocimiento han tenido especial intervención sus amigos así como el actual alcalde Paco Hernández, que deberán anotarlo con letras de oro en el cuaderno de sus aciertos personales y políticos, respectivamente. Reconforta comprobar que personas que han estado próximas a los villanos de a pie alcanzan no solo el éxito profesional, sino el reconocimiento y respeto público por su calidad humana, empatía y altruismo. En recuerdo a la admiración y la imperturbable determinación de la doctora Jara hacia su profesión, su familia y sus amigos es una satisfacción celebrar y comentar que la doctora Paloma Jara tiene por fin una calle con su nombre en nuestro querido pueblo de la Villa de Mombeltrán.

En la historia de la humanidad han existido grandes mujeres que por sus logros, dedicación, superación, enseñanzas y actos se han convertido en ejemplos de vida, así como en motivo de inspiración para muchas otras personas, sin importar el paso del tiempo. Se trata de grandes mujeres que han marcado un antes y un después, quienes sin importar su condición o estrato, han demostrado que la superación personal, la fuerza del espíritu y grandes conocimientos, son herramientas fundamentales para llevar a cabo grandes empresas. La doctora Paloma Jara es, sin ningún género de dudas, un ejemplo vivo que demuestra que son las pequeñas acciones (a la postre grandes) y la determinación a la hora de realizarlas las que hacen de una persona común y corriente, un gran ejemplo de vida. Son motivo de inspiración por la pasión y empeño para lograr sus sueños o metas.

Y desde el respeto absoluto y la admiración más incondicional:

Lo digo porque lo digo.
Lo digo porque lo sé.
Y a aquel villano que me esté escuchando,
también se lo digo a él.

Eres paloma villana,
te reconozco en el arrullo.
Eres paloma de nuestro campo
y no hay salero como el tuyo.


¡Por la rebelión cívica de la Villa de Mombeltrán!

Igualito que "Calle Intereconomía".