Mombeltrán - Avila

Cuando el mes de agosto agoniza quizá sea un buen momento para hacer balance de las fiestas patronales villanas anuales por antonomasia. Es el momento de analizar lo que nos han dejado un año más y las expectativas que han cubierto, así como las que han quedado al descubierto, después de los fastos más esperados, deseados y publicitados por el organizador y patrocinador de este evento mayor; que no es otro, que la casa común de todos los villanos, nuestro ayuntamiento con el actual equipo de gobierno-peñistas-asesores que se encuentran al frente del mismo.

Las fiestas de agosto de este año, como antes las del mes de julio, fundamentalmente no han diferido demasiado de la de otros años en los que el actual alcalde y su equipo de concejales y peñistas han organizado y realizado un programa de actos y actividades que hemos disfrutado, contadas veces, o sufrido, desgraciadamente, en muchos más casos. Pero, vayamos por partes.

Todas las fiestas patronales comienzan con un día de vísperas. Este día se necesitan pocos estímulos para ir entrando en las fiestas que se avecinan/adivinan. Quizá lo más importante es ser conscientes de que nos encontramos ante el primer día, y para muchos incluso el día más impactante de la semana de fiestas por lo que significa llegar a poder celebrar unas nuevas fiestas patronales. Por consiguiente, una se pregunta en voz alta: ¿es necesario programar la quedada de peñas en el día que se inician las fiestas? ¿No es mejor dejar la quedada de peñas para otro día (17, 18 o incluso 19) con el fin de relanzar las fiestas y levantar los ánimos (algo cansados ya) después de la primera mitad de las mismas? En julio, quizá, y solo quizá, podía justificarse unir/fundir ambos hechos por el calendario, básicamente el fin de semana y el lunes por el acontecimiento taurino. Pero en agosto, cuando la mayoría de los villanos y visitantes están de vacaciones estivales en el pueblo y el calendario era totalmente favorable; más aún cuando veníamos de un fin de semana estival. Algunos lo intentarán justificar con argumentos injustificables, la realidad fue que este hecho disgustó a bastantes villanos y foráneos, no encontrando justificación alguna a no ser que algún concejal empeñado, erre que erre, con el “deporte de moda” en Mombeltrán no quiso renunciar a la exhibición de marras con la que sueña durante el resto del año. Un evento cansino, caluroso, tedioso e insufrible que año tras año se convierte en un calvario para los que se dan cita en el incómodo frontón municipal en las horas centrales del día, desde las 12:00 de la mañana hasta las 14:30; de uno de los días, para más inri, más calurosos, no sólo del mes de agosto, sino del verano y del año 2017. ¡Enhorabuena al concejal de festejos, una vez más, y al equipo de gobierno por plegarse a sus ocurrencias! ¡Y ya van unas cuántas! El concejal de marras es un fanático de los juegos anacrónicos y desfasados en la actual realidad villana. Muchas gracias por la sudada histórica y el tedio sin parangón. ¡El año que viene, por favor, más de lo mismo! ¡No hay dos sin tres!

El 15 y el 16 de agosto, días de los patronos de la Villa de Mombeltrán, se celebraron sin novedad alguna; quizá porque siempre es más de lo mismo. El programa estándar se compone de, a saber: diana floreada, cohetes de “peo” y campaneo, eventos religiosos (misas más las correspondientes procesiones y subastas variadas), festival taurino y bailes en la alameda (ahora platanera) de la Soledad, desde las 12:00 hasta las 5:00 de la madrugada. Este horario merece un comentario específico para el/los lumbreras que favorecen el horario del botellón o de los peñistas afines en detrimento de un primer pase con un horario más temprano para las personas de media o avanzada edad que prefieren darse una “vueltecita” hasta las 12:00 o la una-dos, para luego retirarse, descansar, si tienen la suerte de que cerca de su residencia/alojamiento no haya un botellón, una peña, una cueva o un kiosco, para enfrentar y disfrutar los siguientes días de fiestas con fuerzas y ganas. ¡Las fiestas deberían poder disfrutarlas todos los vecinos y visitantes independientemente de la edad y de las aficiones noctámbulas que cada uno o sus amigos íntimos tengan!

Este año, a diferencia de otros, se decidió eliminar “un día de los dos tradicionales de toros” y hacer un conato de capea, que quedó en eso y que no recordó en nada a lo que se intentaba imitar, sin suerte alguna, y que se disfrutaba en nuestro pueblo en otros tiempos. Las dos vaquillas y el novillo que se soltaron por una parte acotada de El Caño y los aledaños de la plaza de toros, fue llanamente un evento fallido y aburrido, que poco recordó al de otrora época pretérita y que nada aportó al disfrute de las fiestas. Otro tanto en el debe que tiene que apuntarse el/los lumbreras que quisieron copiar lo que en otra época era un acontecimiento vibrante e ilusionante que se vivía en olor de multitudes. Eso sí, la plaza de toros estaba en La Corredera y se corría/recorría gran parte de El Caño, con lo que cualquier parecido con lo que vivimos el día 17 de agosto de 2017 no aguanta la comparación, ni de cerca, ni de lejos. La capea no pasó de ser un evento descafeinado, un sinsentido que quiso pero no pudo llegar a alcanzar el objetivo perseguido. Una experiencia costosa más que nos conduce a ninguna parte. Apenas se vieron corredores, ni emoción, ni peñistas… Los peñistas quizá se reservaron para los juegos de la tarde y los polvos Holi. Como comentaba alguien desde el “paredón de la Soledad”: de aquellos polvos, estos lodos. Una nadería más. ¡Dos éxitos indiscutibles más que añadir a la cuenta de resultados para repetirlos el año que viene con la “pandi” al completo!

El 18 fue otro día memorable, para no olvidarse de él el resto del año. A la jornada vespertina calurosa y tediosa de pelota anunciada a bombo y platillo como “Festival de pelota a mano”, ya comentada antes, se unió por la tarde otro festival, el “Festival de música y bailes tradicionales” con la actuación de los grupos folklóricos de Lanzahíta y el de la casa, los anfitriones. Acierto total, una vez más, en la elección de la hora y el lugar del festival. No pasó una desgracia porque los patronos, la Virgen de la Puebla y San Roque, estuvieron al quite. A esas horas y en la plaza de toros en el día de autos podía haber pasado de todo: desmayos, lipotimias, cuadros de deshidratación, etcétera. Tanto de los espectadores asistentes (casi todos personas de edad y salud más o menos comprometida) como de los actuantes que tras cada ejercicio danzarín buscaban desesperadamente la sombra, el agua o los líquidos refrescantes. En cuanto al tema artístico, francamente el acontecimiento dejó bastante que desear. Al sonido deficiente, se unieron algunos fallos clamorosos que quizá pusieron de manifiesto la necesidad de rejuvenecer el cuerpo de baile del grupo villano, donde la edad no perdona ni siquiera a los danzantes más expertos, aunque veteranos y con algún síntoma evidente de sobrepeso. Ésta es una de las grandes apuestas del equipo de gobierno municipal y sus peñistas-asesores, sin ningún género de dudas, con gran protagonismo en todas y cada una de nuestras fiestas patronales. A pesar del gran voluntarismo y la dedicación personal con no pocas renuncias y sacrificios personales de muchos de sus miembros, no termina de cuajar y consolidarse como una de las cartas de presentación de distinción de nuestro pueblo. Quizá se necesitan más medios, más apoyo, asesoramiento profesional externo y rejuvenecer (y quizá reducir) el cuerpo de baile para cohesionar y montar nuevas coreografías más armoniosas y trabajadas desde el principio hasta el final de los montajes. Bien por el escenario, el firme, el calor, el nerviosismo de algunos o la falta de rodaje/entreno de algunos montajes, no exento de improvisación, se transmitió cierto caos y desorden en las actuaciones que se ofrecieron, lo que no ayudó, en ningún momento, al lucimiento del conjunto villano. Una gran pena y otra oportunidad perdida, a pesar de la disposición incondicional del público asistente. Puesto que este asunto es una de las apuestas personales del edil-presidente, sus concejales y sus peñistas-asesores deberían pensar también en cambiar los horarios y el lugar de actuación, amén de hacerlo al atardecer o de noche. Dado que la plaza de toros no tiene iluminación artificial, un escenario adecuado para las futuras actuaciones por firme, iluminación, desuso y aforo, y quizá acústica, sea el frontón municipal. Otra alternativa sería el campo de fútbol de “Los Chapales” ahora que también han conseguido que se encuentre en desuso.

El final de fiesta fue la tradicional caldereta. Este evento ha ido creciendo y creciendo, sin control alguno, año tras año, llegando en la actualidad a ser un evento masivo totalmente descontrolado. En este sentido, se llevan oyendo desde hace algunos años comentarios, y también se han oído voces de vecinos este año, que apuntan que se está cerca del desmadre, sino en el mismo caos. La caldereta era una forma de cerrar las fiestas con una merienda comunitaria para los vecinos y visitantes/forasteros (que pasaban sus vacaciones en el pueblo) donde se degustaba la carne de las vacas, que se corrían durante las fiestas, con patatas o tomate. Se cocinaban en cacerolas independientes (entre cuatro y cinco) en las se guisaban “las calderetas” en el parque de la Soledad. Este año se han preparado doce cacerolas y la escalada no parece haber tocado a su fin. Por todo ello, se puede afirmar que, y empieza a ser “vox populi” entre los vecinos villanos, la tradicional caldereta villana está fuera de control. Por ejemplo, este año muchas de las mesas de la terraza de El Hostal del Duque estaban reservadas para comer la caldereta y las reservas no eran en su mayoría de vecinos o visitantes residentes, sino de “manates caraduras” que venían a merendar por la cara, por el rostro, al pueblo de los de “la talega al culo”. Éste no ha sido un comentario único, puesto que otros vecinos comentaban que tanto en el parque como en la alameda de la Soledad no conocían a muchos de los que estaban próximos a ellos en el día de marras o reconocían a otros de pueblos limítrofes. De ahí, tal vez, cobre sentido el comentario de un voluntario anónimo que pelaba patatas a primera hora de la mañana en el parque de la Soledad, sugiriendo que quizá una posible solución sería dejar que alguna de las cacerolas se “agarraran” con el fin de disminuir el poder de convocatoria del evento. De hecho, este experimento quizá se haya iniciado este año, comentaba otro vecino el día después al hablar del desmadre que se vivió en la Soledad. Me imagino, sin embargo, que el próximo verano no se tomarán medidas significativas en esta dirección, puesto que, en principio, puede ser la última fiesta patronal que programe y organice el actual equipo de gobierno municipal y sus peñistas-asesores. No debemos olvidarnos, además, de que será un año pre-electoral y nadie querrá dejar un mal sabor de boca entre los que son o quieren que sean sus futuros votantes. A pesar de todo ello, alguien podría tomarse la molestia de reflexionar sobre alguna de las preguntas que algunos villanos llevan planteándose desde hace tiempo sobre este asunto: ¿ha pensado el equipo municipal poner coto a estos excesos y desmanes? ¿Se maneja la posibilidad de tomar alguna medida para que el desmadre no continúe a costa del bolsillo de todos los villanos? ¿Hasta dónde podemos llegar si cada año se prepara una o dos cacerolas más de caldereta que el año anterior? “Pakito y su pandi” tienen la última palabra, como siempre; al menos hasta el próximo año y las próximas fiestas patronales.

En resumen, después de programar, organizar, patrocinar y gestionar las tres últimas fiestas patronales de la Villa de Mombeltrán, el actual equipo de gobierno y sus peñistas-asesores pueden presumir básicamente de batir el récord de lanzamiento de “cohetes de peo” y de la preparación del mayor número de cacerolas de caldereta en unas únicas fiestas, las últimas. Dos logros con los que han superado con creces la marca previa establecida por el anterior edil, el inefable “Alcalde de los líos y los lodos”. Con todo, todavía dispondrán de una nueva oportunidad el año que viene para establecer un nuevo registro histórico. La duda, ofende. ¡Sí, se puede!

Y por todo ello: ¡No habrá paz para los villanos malvados!

Qu3 optimista eres, amiga@ Ovarios.
Lo analizaremos más despacio pero hayvq decir q hsn sido las fiestas mas cutres y aburridas q hemos padecido.
Es ña culminación del peñismo chabacano cuyo mentor principal es Paquito u su pandilla.
Oo de la Caldereta es de pelicula de Buñuel.
Soluciónes?
Ninguna