Horcajo de las Torres - Ávila

"La puerta de la izquierda era la de la cocina de las criadas, o la de los segadores, como decían ellas. Era muy cómoda porque tenía todo a lo largo de la pared un poyo alto de ladrillos donde estaba la lumbre para no tener que agacharse a guisar. La puerta de la derecha era la de la cocina grande o de los jefes. De la cocina salías al tenadón o colgadizo, que estaba sostenido por pilares de piedra. ¡Dónde habrán ido esas piedras tan buenas! Ahí se ponían los baratillos a vender (desde las traseras hasta las puertas de la cocina grande) porque allí no llovía ni hacía frío ni calor". (F.H., 85 años)