Acciones preferentes, un consejo. El mercado secundario de deuda (AIAF) de las cajas de ahorros que se han fusionado en Bankia, no tenía la más mínima probabilidad de proporcionar beneficios, ni liquidez e iba a colapsar. Sin embargo le han colado el cuento de las participaciones preferentes a sus clientes, con saña a los jubilados y amas de casa, para “quedarse” con los ahorros de unos 30.000 impositores: un corralito a lo fino para tapar sus impresionantes agujeros. La cuestión está en que la EBA (siglas en inglés de la Autoridad Bancaria Europea), el día 8 de diciembre de 2011 determinó que el llamado “core capital Tier 1” o “capital propio de máxima calidad” que llaman los banqueros, no podía estar constituido por estas distintas formas de deuda –subordinada, preferentes, participativas y el resto de nombres rimbombantes destinados a estafar a los depositantes-, y tiene que estar formado por acciones que se vendan en un mercado abierto y de libre acceso como es la Bolsa. El AIAF no es un mercado de libre acceso y sólo los gestores de la banca pueden acceder a él. De esta manera, de lo que sucede en dicho mercado nos enteramos por lo que cuentan los comerciales y los gestores de la banca. Como para creérselo. Hay un supuesto y teórico cruce de oferta y demanda en la que sólo participan estos gestores como intermediarios de los clientes. Es decir, un apaño fraudulento organizado por la banca que forma parte de los servicios de BME (Bolsas y Mercados de España) y bajo la vigilancia de la CNMV y el Banco de España. De hecho, este mercado va a ser suprimido porque es y ha sido el lugar donde los banqueros han estafado a sus clientes. ¿Quizás para borrar todas las pruebas? Curiosamente, en los “stress tests” realizados a 30 de septiembre del 2011, Bankia tenía un déficit de capital de 1.329 millones de euros que Bankia tiene obligación de cubrir antes de junio de 2012. Corresponde aproximadamente con el importe del canje de preferentes y deuda subordinada de Bankia. Es decir, a sabiendas que no cumplían con los requisitos se lanzaron a “cazar” clientes del propio banco para colocarles, de una manera u otra, las acciones de Bankia. A muchos de estos clientes los tenían cazados ya de hacía años, pero mucho me temo que en este último año ha habido manejo de información privilegiada para quitarles el muerto a unos clientes o incluso, los propios gestores y comerciales del banco y cagarles el mochuelo a otros. Tener en cuenta que entidades como Caja de España estaba vendiendo estos productos con una rentabilidad anual del 10 %. ¿Se la ofrecían a los clientes o la compraron los propios comerciales y clientes privilegiados? ¿Y después cuando se enteraron que tenían que convertir esa deuda en acciones de un banco quebrado que nadie iba a querer comprar? Ahí es donde entran los clientes de confianza de toda la vida: “toma, quédate tú con el marrón que para algo somos nosotros los que manejamos el mercado secundario”. Los bancos sabían desde bastante antes del 8 de diciembre de 2011 que ese cambio de norma se iba a producir, por supuesto. Saben que la valoración de los bancos es nula y, por lo tanto, colocar las acciones de bancos quebrados en la bolsa era una tarea de titanes. De hecho, dudo mucho que bancos como Bankia cumpliesen los requisitos que exigen BME (Bolsas y Mercados de España) y la CNMV (Comisión Nacional del Mercado de Valores) para salir a bolsa. Para conseguirlo han creado dos grupos: uno llamado BFA o Banco Financiero de Ahorros y Bankia. El primero es el “banco malo”, es decir, un banco plagado de deudas y quebrado. El segundo es una marca comercial o “banco bueno” creado con “activos” del grupo BFA y filial del mismo. La pregunta es obvia: ¿cómo puede un banco formado con cajas de ahorros quebradas tener “activos” para crear otra sociedad lo suficientemente saneada para salir a bolsa? No puede. Es un apaño contable o un engaño en el que ha participado la CNMV y el Banco de España. De hecho, el propio FROB (Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria) ha comprado tantas participaciones preferentes de las entidades integradas en Bankia que si decidiese participar en un canje por acciones pasaría a ser el mayor accionista de Bankia. Es decir, que la “privatización” de las cajas de ahorros bajo las siglas de Bankia está hecha de manera que, o los contribuyentes pierden todo el dinero que el FROB ha puesto en preferentes o Bankia puede proponer un canje que devuelve el control del banco al Estado –una renacionalización parcial de la entidad. En las preferentes se tiene que perder el dinero casi de manera obligada puesto que esa deuda ya no está considerada, por las nuevas normas europeas, como capital propio. Ahora sólo es dinero que prestas a un banco que está mega endeudado y cuyos activos cada día valen menos. ¿Qué clase de ingenuo va a querer comprar esos títulos de deuda? Nadie o lo harán obligando al tenedor a aceptar una quita. En el AIAF (mercado secundario), la quita oscila ya entre el 30 % y el 70 % del valor de la deuda –depende de qué entidad sea el emisor de la deuda. Este es el marrón que se van a comer las personas que no hayan aceptado el canje “generosamente” ofrecido por Bankia –según la prensa, un 10 % de los clientes estafados. Así, me imagino que, antes o después, el propio FROB hará un canje de preferentes por acciones, en lo que será una renacionalización parcial de Bankia. Como se ve, esta renacionalización está programada desde el mismo momento en que se ha creado la entidad. En definitiva, no existe tal reestructuración de fondo del sector bancario y las cajas pueden volver antes o después al control del Estado. Y si existe reestructuración sólo se trata de una reducción del número de entidades para reducir la oferta y obligar a los depositantes a pagar más por los “servicios” bancarios, mientras ellos disminuyen sus costes despidiendo personal. Desde luego, lo que dudo mucho es que los bancos vayan a estar en situación de devolver esa deuda y si no se produce el canje, el FROB sumará pérdidas millonarias por gentileza del amigo “el contribuyente” o, más bien, el extranjero que compró deuda pública española –el mismo caso de Grecia. En definitiva, todo este “canje” de deuda (participaciones preferentes y deuda subordinada) por acciones no es más que una manera de colocar acciones que estas entidades no hubiesen podido vender de ninguna otra manera en un mercado abierto –la Bolsa, por ejemplo-. No las hubiesen podido vender por la sencilla razón de que no valen nada. ¿Qué precio pagaría alguien por las acciones de bancos completamente quebrados? Yo no pagaría nada. El canje Ahora vamos a los detalles del canje. ¿Qué ofrece Bankia y por qué? El porqué es muy sencillo: porque les da la gana. Las participaciones preferentes que colocaron a los timados, ofreciéndoles una rentabilidad del 4,5 % y con plena liquidez y disponibilidad de su dinero, son perpetuas. Es decir, que el cliente del banco al contratar este “fondo” le estaba dando su dinero a perpetuidad al banco. ¿Quién en su sano juicio le regala su dinero al banco a perpetuidad? Es una prueba más de que nadie compra este producto salvo que le hayan engañado. Y los que piensen que no hay que firmar nunca nada, sea lo que sea, no olvidéis que el banco tiene máquinas de firmar que utilizan los ejecutivos para firmar la correspondencia con los clientes de la banca. ¿Y no tienen los bancos una firma informatizada de todos sus clientes? ¿Qué les impide firmar documentos a nombre de sus clientes? Nadie ni nada. Sí, sí… pero la ley... bla, bla, bla… La ley la hace el Estado que es quién ha diseñado este plan de recapitalización. El canje que Bankia ofrece es un 75 % del dinero en acciones del propio Bankia de nueva emisión. El precio de las acciones viene con una regla de cálculo. El resultado de ese cálculo ya ha salido en prensa y es de 3,3141 EUR/acción y el resto del dinero queda sujeto a lo que Bankia llama “plan de fidelización”, que consiste en que si los clientes son lo suficientemente pringados como para quedarse las acciones durante un plazo de un año y cuatro meses, entonces les devuelven el 25 % restante en acciones que volverá a emitir Bankia –lo llaman “acciones adicionales”- y condicionando la venta a otros plazos. La devolución de las acciones adicionales se haría en tres fechas fijadas –julio de 2012, diciembre de 2012 y julio de 2013- de manera que: Llegado julio de 2012 y si los damnificados no han vendido ninguna de las acciones iniciales, te dan un tercio del 25 % remanente en acciones que ellos llaman “adicionales”. Ahora los damnificados pueden vender un tercio de las iniciales. Llegado diciembre de 2012, dan un segundo tercio en acciones adicionales –ya van dos tercios- del 25 % remanente y se puede vender otro tercio de las acciones iniciales. Llegado julio de 2012, dan el último tercio del 25 % restante en acciones adicionales y se pueden vender ya todas las acciones –las que quedan de las iniciales y las adicionales. Así, a partir de julio de 2013, cuando las acciones de Bankia seguramente no valgan nada, los clientes podrán vender todas sus acciones o las que les queden tras respetar el “plan de fidelización”, si así lo desean y si alguien quiere pagar algo por ellas. La otra opción es vender inmediatamente y el banco se queda con ese 25 % del dinero. Estrategia Por tanto lo mejor es vender inmediatamente pase lo que pase. Si luego suben las acciones de Bankia o bajan, eso no es relevante. Lo primero es que la mayoría de los impositores y muy particularmente los jubilados y las amas de casa no son inversores profesionales y no tienen porqué estar pendientes del valor bursátil de un banco quebrado. Lo segundo es que, tanto la comercialización de las preferentes como su canje por acciones se han realizado de manera manifiestamente engañosa. Así que, lo mejor es optar por intentar rescatar el máximo posible y el resto dejarlo pendiente de una reclamación a través de ADICAE, la asociación de damnificados que aglutina a la mayoría de los timados por las cajas. El precio de las acciones de Bankia está cayendo todos los días según el calendario de emisión a un ritmo medio de un 0,9 % por día. Si el cliente vende ahora perderá un 41% de su capital que podrá reclamar a través de ADICAE; un 25 % se lo queda Bankia de manera unilateral y el 16 % restante igualmente puesto que fuerza al cliente a comprar acciones propias a un precio superior del que los clientes pueden vender en el mercado. Así los damnificados podrán recuperar automáticamente un 59 % del dinero. Además Bankia no sólo va a emitir estas acciones sino que quedan otros canjes de otros productos tóxicos que las cajas de ahorro han vendido en los últimos años. Cada emisión de acciones que se hace sobre el valor bursátil de una empresa que está técnicamente quebrada, diluye o disminuye aún más el precio de cada acción. Además, teniendo en cuenta que los “activos” de Bankia son inmobiliarios y estos siguen y seguirán perdiendo valor en el año y medio que tenemos por delante, entiendo que las acciones de Bankia valdrán muy poco al final del llamado “plan de fidelización”. Según los trabajadores del banco el valor nominal de estas acciones es de 2,00 EUR. Este es el precio que pagaría Bankia en caso de liquidación del banco –es la definición de valor nominal de una acción-. Y añaden que el valor de las acciones no puede bajar de 2,00 EUR, ya que por debajo de ese precio “nadie vendería puesto que el precio de mercado es inferior al nominal”. Pero creo que es falso, puesto que este “nominal” es el precio que se pagaría en caso de liquidación del banco y siempre que el banco no estuviese sujeto a un concurso de acreedores. En este último caso se paga a los accionistas en función de lo que quede, que tratándose de un banco quebrado sería nada. Luego la información está destinada una vez más a desinformar a los clientes y convencerles para que se queden con unas acciones que poco a poco pueden llegar a valer prácticamente nada. Una vez más están engañando a sus clientes con la intención manifiesta de que pierdan su dinero a favor de la recapitalización del banco y siguiendo sus propios intereses laborales. Y mientras el banco no se liquide, las acciones pueden bajar perfectamente de los 2,00 EUR. El valor bursátil es el resultado de la oferta y demanda y por lo tanto, el mercado de valores es el que pone precio a las acciones de una empresa. El valor real de una empresa es el resultado de los cruces de los inversores en la Bolsa y no el nominal que puede haber calculado un chupa tintas al servicio de Rodrigo Rato, la CNMV y el Banco de España, y cuyo único objetivo era recapitalizar un banco quebrado utilizando de manera fraudulenta los depósitos de los clientes. Y dado que el propio FROB ha entrado en el capital de Bankia, ¿alguien cree que a Bankia lo van a liquidar? ¿Alguien ha visto la liquidación de un banco alguna vez? Lo que hacen es colocárselo a otra entidad, pero “los bancos nunca quiebran” –primer mandamiento de la nueva religión de la Unión Banca-Estado. Conclusión Por tanto, aconsejo a los pobres “inversores” en Bankia y el resto de cajas, ya que esto mismo lo están haciendo todos los demás bancos, vender lo más rápidamente posible -en esos días que la bolsa se recupera un poco dentro de la tendencia bajista que impera, siempre que pueda vender en esos momentos porque hay unas fechas fijas para la venta impuestas por las entidades- y cruzar los dedos para que no se hunda la Bolsa del todo, dado que con los planes del gobierno –las subidas de impuestos o el ahogamiento del sistema, imposibilitando así el crecimiento- profundizan en las causas que nos han traído hasta aquí y, por lo tanto, nos llevarán a una situación peor. Ese dinero que el Estado está confiscando mediante impuestos es precisamente el que podría utilizarse para financiar empresas en la Bolsa o crear empresas que dieran un aspecto más saludable a la economía –reduciendo el nivel de paro, por ejemplo-. Y cuando digo “la Bolsa” no me refiero a ese corrillo de amiguetes que es el IBEX 35, lo mismo que cuando digo “impuestos” también me refiero a las leyes que impiden que mucha pequeña y mediana empresa pueda salir a Bolsa para buscar financiación, tal y como sucede en Canadá. Sin embargo, ese dinero confiscado vía impuestos y todas las imposiciones legales están haciendo que la Bolsa no pare de caer. Y así seguirá durante los dos próximos años. Los impuestos seguirán subiendo hasta dejar seco al sector privado. Por lo tanto, la situación en estas circunstancias sólo puede empeorar. Y no se trata de ser optimista o pesimista, sino de hacer un análisis correcto de la situación real, guste o no guste, y actuar en consecuencia. Evidentemente, si mi pronóstico es equivocado sería yo quien estaría ayudando a provocar esa pérdida a los clientes “defraudados”. Pero parto siempre de la idea de que la inmensa mayoría de impositores que compraron las preferentes y productos similares no son inversores profesionales que están a todas horas pendientes de un mercado tan complicado. De hecho la mayoría de estos impositores engañados, amas de casa y jubilados, muy particularmente los jubilados, no superan el test de idoneidad para invertir en Bolsa, por pura lógica elemental de su edad, que los propios bancos están obligados a hacer a todas las personas a quienes les están colocando las acciones de los bancos –forma parte del trámite del canje-. Si no son aptos para comprar en Bolsa, mucho menos lo serían para comprar preferentes, que es un producto financiero mucho más complejo que la Bolsa. Los bancos son conscientes, y hay pruebas de que es así, de que lo más probable que le puede pasar a una persona que no supera el test es que pierda su dinero. Aún así, colocan las acciones puesto que su idea no es proteger los intereses de sus clientes sino utilizar su dinero para recapitalizar el banco. Si después los clientes logran recuperar a través de ADICAE el resto, bien venido sea. Ahora, primero, a contar años antes de que eso suceda y, segundo, que nadie se haga demasiadas ilusiones de que lo va a recuperar. Si España sigue en esta dirección, sería enormemente optimista pensar que un país encarrilado hacia una quita a la Griega no va a presionar a los jueces para que las sentencias sean favorables a la Unión Banca-Estado. Ahora “ellos” tienen el dinero de los depositantes para “presionar” a los jueces. Claro, son capaces de seguir perdiéndolo y que no les quede nada para “presionar e impresionar” al juez. |