Arenas de San Pedro - Avila

Estando haciéndome una triste me he encontrado un panfleto de matamoscas dirigido a la del conejo con la madriguera en el rebollar. Se explica matamoscas en los siguientes términos, finales y principios:

¿Qué es lo que tienen tus ojos que ya no quieren mirarme?
¿Qué es lo que tienen tus manos que ya no me quieren tocar?
¿Qué es lo que tienen tus labios que ya no quieren besarme?
¿Qué es lo que tiene tu voz que ya no quiere hablarme?

Si no me quieres, mi amor,
mejor ven y dime que no,
pero no me trates así...
Culpable es mi corazón,
que se llenó de ilusión.

Jamás podré ya vivir
la vida lejos de ti,
sin tu cariño,
pues a tu lado mujer
tengo que reconocer
soy como un niño.

Será tu forma de ser
o tu manera de ver
mis sentimientos...
La forma de comprender
o el modo de adivinar
mis pensamientos...

No sé, no sé que tienen tus ojitos
que vuelven loco, que me vuelven loco
cuando me miran muy poquito a poco,
muy poquito a poco, muy poquito a poco.

Me quitas tu voz,
me quitas tus labios,
no quieres mirarme
y no quieres tocarme.
Por Dios no me trates así.

Enamorado quedo... En la verde pradera del rebollar, junto a los chorros de aguas cristalinas de fuentecabruna y fuenterebollar, mientras espero desespero. Sé que me acusas de soberbia y, tal vez, de locura. Es verdad que, cuando no estoy esperando tu presencia en el rebollar, no salgo de casa, pero también es verdad que la puerta está abierta día y noche para ti, mi amor.

Bien decía George Bernard Shaw que hay quienes observan la realidad tal cual es y se preguntan por qué, y hay quienes imaginan la realidad como nunca jamás ha sido y se preguntan por qué no.

Y Anamixta responde a la misiva de matamoscas en los siguientes términos:

Sin ti no soy nada... Tómame o déjame... Mi caballero andante, buscador de aventuras... Aprovecha porque de ciento que se encuentran, las noventa y nueve suelen salir aviesas y torcidas.

Maravillosa cosa es esperar los sucesos, alojándose en el rebollar, escudriñando madrigueras, y bebiendo en las fuentes de la felicidad...

Y fueron felices y comieron conejo al ajillo hasta morir, no de amor, de aburrición.

Sabemos que la extrañas fuenti, pero comportate, no des oidos a sordos, anda....ayyyyyyyy, el amor

¿Te da envidia? Pues Luis está en edad de merecer.