Llanto por la muerte de mi Tío Maximino Adaptación del poema de Miguel Hernández: Elegía. En Zardaín, su pueblo y el mío, se me ha muerto como del rayo, Maximino Rodríguez. A quien tanto quería. Yo quiero ser llorando el hortelano, de la tierra que ocupas y estercolas compañero del alma tan temprano. Alimentando lluvias, caracolas y órganos mi dolor sin instrumento a las desalentadas amapolas daré tu corazón por alimento. Tanto dolor se agrupa en mi costado que por doler me duele hasta el aliento. Un manotazo duro un golpe helado un hachazo invisible y homicida un empujón brutal te ha derribado. No hay extensión mas grande que mi herida lloro mi desventura y sus conjuntos y siento más tu muerte que mi vida. Ando....., ando sobre rastrojos de difuntos y sin calor de nadie y sin consuelo voy de mi corazón a mis asuntos. Temprano levantó la muerte el vuelo temprano madrugó la madrugada temprano estás rodando por el suelo y no perdono a la muerte enamorada no perdono a la vida desatenta no perdono a la tierra ni a la nada. En mis manos levanto una tormenta de piedras, rayos y hachas estridentes sedienta de catástrofes y hambrienta. Quiero escarbar la tierra con los dientes quiero apartar la tierra parte a parte a dentelladas secas y calientes quiero minar la tierra hasta encontrarte.... y besarte la noble calavera y desamortajarte y regresarte. Volverás a mi huerto y a mi higuera por los altos andamios de las flores pajareará tu alma colmenera de angelicales ceras y labores. Volverás al arrullo y a las rejas de los enamorados labradores. Tu corazón ya terciopelo ajado llama a un campo de almendras espumosas. A las aladas almas de las rosas del almendro de nata te requiero que tenemos que hablar de muchas cosas compañero del alma COMPAÑERO.......... |