Zardaín - Asturias

Sé, que todavía no están maduras, pero ya se debe saber si este año va a haber muitas creizas. Claro, eso en las pocas creizales que quedan en el pueblo. Ya he dicho otras veces, que antes, en cada casa se presumía de una buena creizal. Lo que ha pasado, es que los árboles se han ido muriendo de viejos, y las nuevas generaciones no se han preocupado de plantar otros.Sucedió lo mismo con los nogales o noceos, que se tiraron todos para hacer muebles y ahora no hay nueces, aunque ya tarde, a los maderistas para que le den permiso para tirar un nogal tienen que plantar otro. Pero volvamos a las creizas. ¡¡¡que buenas las había en Cal Caseiro!!! Y en Casa la Xica, y en Casa Lula, y en la Reguera por supuesto. Teníamos tres creizales, una en el gallinero de las coloradas, otra de piconas debajo casa, y otra de bravas. Todavía quedan dos en pie, no se por cuanto tiempo. Ahora en cuanto amagan con madurar, los glayos, tordas, malvises, picatueros y hasta cuervos se hacen dueños de la situación y no dejan una. Y me he dejado las pegas, pero es que debe ser que no les gustan, pues no suelen acudir a ellas. Qué maravilla cuando pasaba la gente por el camín a sus tareas en el campo y como yo estaba subido en el pico la creizal dandome un festín me decían, neno, échame un cañuelín. Yo me pegaba unos atracones de cuidado, y me comía hasta las pepitas que no me hacían ningún daño. Un día allá por los años 70 descubrimos que todas las creizas tenían un "coco" dentro, no se si antes de esa fecha, lo tenían o no, o ha sido fruto de la lluvia ácida o el cambio climático. Tambien a orillas de la carretera entre Santa Eulalia y Navelgas había unas maravillosas creizales. Me acuerdo que un paisano, por Santa Eulalia se cayó de un árbol y no sé si se mató o anduvo cerca. Había una creizal en Casa el Vache, de las llamadas "agustinas" que eran tardías y maduraban ya en el mes de Agosto. Y hasta Rutaeras iba yo con mi tío a ellas. En fín, ahora, cuando aquí en este Madrid de nuestros pecados voy al mercado y veo en las estanterías unas aparentemente maravillosas cerezas o picotas, grandes, brillantes, tiernas, se me remueve todo el pasado de mi niñez y cuando cometo la torpeza de comprar unas pocas, me llevo la gran decepción de ver QUE NO SABEN A NADA, y añoro cuando en la campa Lula con mi amigo Tantico nos poniamos como el quico. Tiempos que no volverán, y que nadie recuerda, ni a nadie interesan.....