Guardias con el agua al cuello «Cuando intentamos entrar en el asilo de ancianos de Arriondas, el agua nos llegaba al cuello. Al final los sacamos por detrás del edificio, con un camión pluma», relató ayer el agente Manuel Carlos Álvarez, agente de la compañía de Llanes y uno de los héroes de la Benemérita que, el pasado mes de junio, se jugaron el tipo por salvar vidas y haciendas durante las peores inundaciones sufridas en Asturias durante años. Álvarez y otros dieciséis agentes y mandos de la Guardia Civil recibieron ayer las medallas del Mérito de la Protección Civil por su entrega «más allá del deber del servicio». Juan Francisco Rodríguez Sierra, submarinista del Grupo de Actividades Subacuáticas (GEAS), estuvo trabajando dos días seguidos durante aquellos aciagos días. Primero en Vegadeo, en el rescate del matrimonio arrastrado por las aguas. Luego en Arriondas, donde las inundaciones cercaron el Hospital y el asilo de ancianos. Después en El Bao, donde el río Barayo se llevó la carretera nacional, y en Pravia. Y, finalmente, en Cantabria, también azotada por las riadas. «Soy un mero portador. Este reconocimiento es para todos los submarinistas», indicó Rodríguez Sierra. Otro agente que se vio con el agua al cuello fue Gustavo Bermejo -hijo del comandante retirado José Antonio Rodríguez Bermejo, que mandó muchos años la compañía de Avilés-, del puesto de Cancienes, que acudió con su compañero Samuel Rupérez (también condecorado) al Molín del Puerto, en Gozón, arrasado por la riada. «Lo primero que vimos fue un río que antes no había y un coche empotrándose contra las casas. Tuvimos que bordear el río para llegar a las casas y rescatar a las ocho o nueve personas que había atrapadas», aseguró. El cabo de Tráfico José Antonio Álvarez fue testigo de los complicados momentos que se vivieron en El Bao (Navia). «Aquello iba creciendo y comiéndose la carretera. Me acuerdo de la tensión de los vecinos. A alguno le pasó el agua por encima de la casa», relató. El sargento de Tráfico Julián Miranda reconoció que aquellos días «los servicios de emergencia estaban muy desbordados. La gente estaba desesperada por la pérdida de sus bienes». El sargento actuó en Mieres y tuvo que participar en el rescate de conductores atrapados en carreteras anegadas y vecinos que lo perdieron todo en sus casas inundadas. |