Blanco admite que la falta de fondos causará demoras de hasta cuatro años, pero mantiene la reforma de Feve en la cornisa.
El ministro mantiene el plazo de 2012 para la llegada del AVE a Pola de LenaLas 'tijeras' del Ministerio de Fomento caerán «sobre todo el territorio y Asturias no será una excepción».
Lo dice José Blanco, que ayer acudió a la región con una doble misión: inaugurar el tramo Grado-Doriga (Salas) y anunciar que la autovía del Cantábrico no tendrá todos sus tramos abiertos al menos hasta 2013.
En los últimos días sindicatos, empresarios, partidos políticos y hasta el presidente del Principado venían temiéndose la noticia. Por eso reclamaban que el recorte de 6.400 millones que el Gobierno aplicará sobre las obras públicas dejase intactas al menos las infraestructuras ya en marcha. El ministro concedió que «los plazos de la alta velocidad los mantenemos» y, por tanto, la variante de Pajares abrirá en 2012. Eso sí, luego deslizó una decepción en tres pasos.
Primero, la explicación: «No habrá ni una sola infraestructura que no sufra demoras como consecuencia del ajuste presupuestario. Los funcionarios no entenderían que en un momento en el que les bajamos el sueldo, no apretemos también el cinturón de la obra pública». Después, el matiz: el parón no afecta a la variante de Pajares ni a todas «aquellas obras cuyo grado de ejecución esté por encima del 80%». Para el final, el golpe de gracia: «Dentro del ajuste hay actuaciones que se pueden retrasar entre uno y cuatro años, y desde luego, la autovía del Cantábrico se retrasará el menor tiempo posible».
Cambio de programa
No quiso concretar más un ministro que se escudó en que «mantenemos los plazos» para el AVE y «la prioridad» en la autovía del Cantábrico. Fuentes socialistas aseguraron luego que «las obras del tramo entre Unquera y Llanes no se verán ralentizadas». De confirmarse, las dilaciones se dirigirían hacia los tramos occidentales: Navia-Tapia (adjudicada en 2006), Otur-Villapedre (de 200

y Muros del Nalón-Las Dueñas (también de 2006).
Precisamente en este último tramo protagonizó José Blanco su anterior visita. Fue hace sólo tres meses. Ocupaba el mismo cargo, pero gastaba otro discurso. Entonces, prometió que en 2011 acabaría la autovía Oviedo-La Espina, que a finales de ese mismo año estaría toda la autovía del Cantábrico y, que en 2012, los asturianos serían los primeros de toda la cornisa en poder viajar en menos de tres horas a Madrid gracias a la conclusión simultánea de la variante de Pajares y del tramo de AVE Valladolid-León. En una posterior entrevista con EL COMERCIO subió la apuesta anunciando que además «haremos con Feve un 'mini-AVE' del Cantábrico. Será con pocos recursos, pero recortará a la mitad el viaje».
Sin embargo, la obligación dictada desde Bruselas para que España reduzca su deuda al 3% del Producto Interior Bruto (PIB) en 2013 obligó a un cambio de planes. «Tomamos medidas duras hoy, para garantizar el mañana», dice Blanco, que reducirá la licitación de su departamento hasta los niveles de 2004-2005. Es momento de «priorizar aquellas infraestructuras que aporten competitividad y valor económico», sostiene un ministro que ayer reescribió sus compromisos con el Principado.
Nuevo calendario
En el haber, Blanco anunció que la
primera calzada entre Salas y La Espina quedará abierta «antes de que acabe el año», tal y como ya estaba previsto. Se trata de un segmento de 11,6 kilómetros cuya puesta en servicio llegó a anunciarse para 2008 antes de sufrir varios modificados.
Sobre el resto de tramos en obras de la A-63, Oviedo-La Espina, esto es, los ocho kilómetros entre Doriga y Salas y la segunda calzada entre Salas y La Espina, hay un avance inferior al 80% que les sitúa dentro del paquete de actuaciones que pueden dilatarse entre uno y cuatro años.