Sotrondio - Asturias

Hoy voy contate una caxigalina, porque las cosas, aún las nimias, tienen la importancia del gusto conque las cuentes. Ya verás:

Tengo un perro, como vivo en una casona escondida entre arbolado y frutales yo quería un perro grande que me defendiera, la veterinaria díjome que aquel cachorrín era un cruce de mastín y había de crecer mucho más. De las cualidades del animal informome que tenía su personalidad y que un rasgo peculiar era la curiosidad, un animal muy curioso; podía estarse las horas muertas mirando por la ventana.

El bicho empezó a crecer y a engordar, y echó una cabezona casi como la mía (y mira que yo soy cabezón)y un focico guapo, todos admiran el aspecto del animal, a mi lánzame una mirada dócil como preveyendo lo que quiero para adelantarse a cumplir mis deseos, pero a la gente que pasa por el camino o cerca de la finca, sal como una fiera y atemoriza. Total que un día apareció un perro vagabundo de esos que abandonan, y como me daba tanta pena echey de comer. El mastín que vio a otro perro conmigo lanzose a él y armaron una trifulca tan sangrienta que no era a quien separalos. Díyos patadas, puñetazos, palos, escobazos, nada... aquello parecía una carnicería, llenáronmelo todo de la sangre que salpicaba la batalla campal. Al final separelos con la manguera, echando agua a presión. El otro perro desapareció renqueando pal el monte, al mío llevelo a la veterinaria porque tenía el ojo tapado y pensé que lo había perdido. No lo perdió, pero si el párpado que con el tiempo regeneró.

Al parecer mi fiel Roll es un cruce de mastín con otra raza de pelea, lo que hace que cuando se encabrita con otro perro suele haber gresca en cambio cuando vien algún guah.e a casa tien miedo y huye de él a esconderse en su covijo habitual. Lo que pasa que como lo mimo tanto no se separa de mi, donde voy yo va él. En días claros, cuando el tiempo acompaña, subimos al monte y allí estamos horas y horas entre los pinos, mirando pa la mar, contemplando las lanchinas a la potera del calamar, viendo las gaviotas que vuelan por debajo nuestro, o el trajín de la ciudad; yo sentado sobre la guyeta y él echado al lado mío, tocándome, por supuesto.

Ya ves caxigalinas. Con bobadas de estas escribió Juan Ramón Jimenez PLATERO Y YO, y mira la que armó

Un saludo