Serrapio - Asturias

Extraído de La Nueva España el 30 de septiembre de 2.007
Por Carolina G. Menéndez.

Este hombre tiene vínculos familiares con las mujeres del Mesón Asturcón. Es posible que donde dice Cabañaquinta deba decir Serrapio.


Hotel Asturias, la embajada de Aller en Bolivia
Pedro Díaz González salió a los 16 años de Cabañaquinta y formó una larga estirpe de raíz asturiana en Santa Cruz






Retrato de Pedro Díaz González. c. g. m.
MULTIMEDIA
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La vida de Pedro Díaz González es digna de una novela de aventuras. A los 16 años fue enviado a una guerra de África. Nunca llegó. El barco sufrió un motín y acabó en Brasil. Su vida, tras muchas peripecias, se asentó en Bolivia. Casado con una brasileña, tuvo 9 hijos, todos con nombres de sus familiares alleranos. Su casa imitaba un hórreo y abrió un hotel Asturias en Santa Cruz de la Sierra. También se dedicó al transporte y a la compra y venta de mulas. Sus descendientes aún mantienen la raigambre allerana, una tierra que Pedro Díaz González pudo volver a visitar sesenta años después de su partida. La emoción fue tal que su salud se resintió y tuvo que recuperarse en un hospital. Su casa siempre fue la embajada de Aller en Bolivia.

Santa Cruz de la Sierra

(Bolivia),
Carolina G. MENÉNDEZ

Con sólo 16 años, Pedro Díaz González abandonó su Cabañaquinta natal para defender a su país en África. No regresó hasta pasados sesenta años. Durante ese tiempo, mil y una aventuras salpicaron la vida de este allerano, desde ser testigo directo de un motín a bordo del barco que le llevaba a un conflicto que no sentía suyo y en el que nunca llegó a participar, hasta desembarcar en Brasil después de vivir grandes penurias en el barco, con enfermedades que diezmaron la tripulación, y recorrer Perú y Bolivia para instalarse definitivamente en este último país. En tierras bolivianas formó una familia y se dedicó a la producción de goma y almendras, a la ganadería, el transporte de mulas y la hostelería. De esta faceta de su vida aún permanece en plena actividad el hotel Asturias, establecimiento inaugurado en 1952, situado en el corazón histórico de Santa Cruz de la Sierra y actualmente regentado por sus hijos.

La historia de Pedro Díaz González es un ejemplo de valentía, lucha, supervivencia y grandes éxitos en un continente que no buscó pero que le acogió hasta el final de longeva vida, hace 20 años. Sus hijos, nacidos en Bolivia pero con un gran cariño hacia Asturias, la tierra que su padre nunca olvidó, recuerdan con orgullo a un hombre metódico, emprendedor y cariñoso que vivió con intensa emoción su último viaje a España, a la edad de 76 años, para reencontrarse con sus orígenes y comprobar que la imagen de la tierra que él guardaba en su memoria nada tenía ya que ver con el país moderno que encontró y donde disfrutó de los toros, el flamenco, la gastronomía y, sobre todo, de su familia y el entorno que años atrás había dejado. Fueron tantas las emociones que sintió al revivir sus recuerdos que incluso su salud se vio afectada, lo que le obligó a permanecer unos días en un hospital para recuperar fuerzas y regresar a su país adoptivo y en el que le esperaba su larga familia.

La distancia que separa Bolivia de España, país al que no pudo regresar hasta que dejó de considerársele un desertor por no haber cumplido el servicio militar, no fue un impedimento para que en la vida de Pedro Díaz González estuvieran siempre presentes su familia asturiana, costumbres y educación. Un ejemplo son los nombres de sus padres, hermanos y tíos que dio a sus nueve hijos -de los que viven cinco-, fruto de su matrimonio con Emilia Lima Pérez, una brasileña natural de Ceará, en el Estado de Fortaleza, y de origen portugués. Además, la casa que construyó para su familia en la ciudad boliviana de Cobija (del departamento del Pando) y bautizada con el nombre de «Casa Iberia kilómetro 19» se asemeja a un hórreo. Igualmente, los muebles que encargó fabricar para esta vivienda eran una reproducción de los que existían en la casa familiar de Cabañaquinta. «Estos hechos demostraban el amor que sentía hacia sus raíces y le ayudaban a mantener vivos sus recuerdos más entrañables», apuntan sus hijos.

También mantuvo siempre el carácter autoritario o imperativo característico de los españoles, según recuerda María Luisa, una de sus hijas. «Cuando mi madre y él tenían decidido casarse, no quiso que tuviera lugar en Brasil para que sus hijos no llevaran en primer lugar el apellido de la mujer, como allí se estila. Decía que de esa forma parecería que no iban a ser sus hijos. Por lo tanto, dado que mis abuelos no les permitían abandonar Brasil sin estar legalmente casados, lo hicieron por la Iglesia en la tierra de mi madre y, posteriormente, por lo civil en Bolivia. De esta manera se cumplieron los deseos de ambas partes, pero siempre imperando el de mi padre», apunta María Luisa, la hija que más tiempo convivió con Pedro Díaz González, ya que ambos quedaron viudos jóvenes, situación que les unió aún más.

Los recuerdos del patriarca Díaz inundan las dependencias del hotel Asturias. La oficina de la dirección del establecimiento hotelero que comenzó con el alquiler de unas cabañas a los americanos que se trasladaban a Santa Cruz para trabajar en empresas petroleras y que hoy en día cuenta con 64 habitaciones de lujo, está presidida por las fotografías de Emilia y Pedro. A su hijo José Antonio le gusta revivir las entonces novedosas y arriesgadas iniciativas profesionales de su padre. «Fue un pionero en el negocio de las mulas. Las iba a comprar al norte de Argentina y las traía a Bolivia. Entonces, no había camiones para transportar al ganado ni tampoco hoteles donde alojarse. Tanto él como su gente dormían en los caminos, sobre unos cueros. Una vez en Bolivia vendía parte de las mulas que se destinaban al transporte y otras las utilizaba para su empresa, para transportar el corcho y las avellanas que producía».

Otra de sus hijas, Consuelo, tiene muy presente el deseo de su padre de que sus hijos recibieran una buena educación. «Como en Cobija no había escuela, nos envió a Cochabamba. Allí permanecí muchos años interna con las monjitas. Se convirtieron casi en mi familia. Para ir a casa lo hacíamos en una avioneta y el segundo trayecto a caballo. También nos trasladábamos en carretones tirados por bueyes. Los caminos eran intransitables y tardábamos días en llegar. Así todo, mi padre decía que era un lujo, comparado con lo que a él le había tocado vivir», recuerda esta mujer que fue, en 1955, la primera «Mis Bolivia» en una elección por aclamación popular celebrada en el estadio de La Paz. Otra pionera al igual que lo había sido su padre, Pedro Díaz González.

Cencerrín

Muivien Cinserin como decimos aq,fantastica tu escrita,pues ya tinha lido algo sobre esa familia, loq mellamo latencion pues siendo de Asturias, ysobretodo de Allermr, toca mucho para losqestamos lejos muito ovrigado abrazos Pili.

Es cierto Pedro Díaz Gonzales, era hermano de mi abuelo José María el cual, vivió su infancia en el pueblín de Serrapio.
En este pueblo nació y vivió hasta los dieciseis años, a pesar de
marcharse fuera a muy corta edad, siempre le guardó un gran cariño que
inculcó a sus hijos, nietos y biznietos, nose como lo hizó, como logró
que Serrapio, fuese para ellos fundamental, elemental, excepcional, un
sitio al que obligatoriamente tienen que visitar, incluido en su itinerario vacacional, no queda un año siquiera en que no recibamos la grata visita de nuestra familia boliviana.
Por el verano recibimos la visita de su nieto Reinaldo acompañado de su mujer, habían alquilado una moto en Italia y hacían un recorrido turístico por varios países,esta ruta terminaba en Barcelona, pero como si les quedara de paso, ¡por Serrapio pasaron! ¡gracias a los dos!.
En las vacaciones navideñas vino su nieto Juan Carlos con su mujer y una de sus hijas, me llamó mucho la atencion un correo que le había enviado su madre Consuelo, en el que le explicaba detalladamente y con todo lujo de detalles el camino que debía seguir para llegar a Serrapio, le decía ¡hijo cuando llegues al bonito pueblo de Serrapio, no temas picar en cualquier puerta o preguntar a quién primero veas, por la casa de la familia Díaz, ellos muy amablemente te giarán! ¿si Consuelo nunca vivió aquí, como lo guió a la perfección?,¿porqué alguien que ni siquiera nació en Serrapio tíene un recuerdo tan entrañable de este pueblo y de sus gentes?,¡en quel mensaje se podía notar su emocion! ¿que historias tan bonitas y sorprendentes le contaría su padre de Serrapio?
Gracías a tí, Cencerrín les podremos enviar este texto, del cual estuvimos hablando precisamente ese día, pero no sabiamos en que fecha se había publicado, ¡gracias!.

EL DIA QUE MI TIERRA ABANDONE
PENSÉ, QUE PRIMERO IBA A VOLVER
MI VIAJE, NO ERA DE PLACER
OBLIGADO, YO ME EMBARQUE

MI DESTINO SE TRUCO
A OTRA TIERRA ME LLEVÓ
PUEDE, QUE HAYA SIDO MEJOR
DA IGUAL, NO LO ESCOJÍ YO
EL DESTINO, ALLÍ ME LLEVO

A MI TIERRINA NO PODÍA VOLVER
CREÍ, QUE ME IBA A ENLOQUECER
ME ENCONTRÉ CON EMILIA Y ME CASÉ
UNA GRAN FAMILIA CON ELLA FORMÉ

A LA QUE SIEMPRE LE INCULQUE
AMOR, POR MI ASTURIAS QUERIDA
LA TIERRA, QUE ME DIÓ LA VIDA
EN ALLER, ESTAN MÍS RAÍCES
EN SERRAPIO MIS DÍAS FELICES

NUNCA OLVIDEÍS, BUESTRA FAMILIA
ESTÁ EN SERRAPIO Y NO OS OLVIDA
NO IMPORTA LA LEJANÍA
ES PARTE DE MI VIDA

GAVIOTA

Ola Gaviota,me perdona porentrar entu conbersacion,mas ese amor qtufamiliar, demostro para los suyos, yo loentiendo muivien, pues tengo dos hijas q pocas bezes estuvieron hai mas estanpordentro detanto escucharnos ablarde hai, pues todo tiene mucha inportancia para losq estamos lejos y vivimos la infancia y parte de lajubentuz, hai dejamos los antepasados, y conellos todos los rrecuerdos,poreso todo loq escrivais contado cosas dehai nos presta mucho, abrazos para todos losde Serrapio y parati Gaivota como aq sedize de pILI.

Pili te mando un fuerte abrazo mio y de todo Serrapio,
no tienes que disculparte por meterte en ninguna conversación,
pues lo que se pone en el foro es para todos.
Recuerdo perfectamente a tu madre, pues cuando era pequeña
me llevaba mi padre (no se si sabras quién era Pedro el de
José María)al Casar a una finca que tenía alquilada no muy lejos
de casa de tu madre, la recuerdo con mucho cariño por algo que
ahora seguramente es insignificante pero en aquel tiempo nos
parecia la bomba, eran unas galletas que me encantaban y que
siempre recordaré.

Gaviota

Ola Gaviota mealegre mucho qeayas contestado puesnoqiero os servir d molestia, mas como ya edichotodo loq escrivis mepareze mui vonito ,deJosé Maria siqmeacuerdo deun de Serrapio nose siseria tu Padre, esq es mucho tienpo y delosmas joveneses mas dificil acordarme mas silosbeo muchos losconozco masnomeacuerdo delnonbre ,mastu debes ser masjoben qyo puesyo mecase enla Capilla de Sata Rita por poder ,pues mi esposo ya estaba aq ,tedigo estoporq entonzes pocos secasaban asi, y porser unacontecimiento diferente la Capilla estaba llena unpoco por curiosidaz y tanvien hera en mayo cuando seacia la nobena de Sata Rita, ysiconociste aDon Jose´ ,pues conel tenia qeser todo enlosminimos detalles, pues guardo con mucho cariño la partida de casamiento firmada porel,teconte todo esto pues qiensabe te acuerdas de este acontecimiento alomejor yeres peqeñina y estabas poralli. Bueno guapina debo te estar cansado Felizes Pascuas paratodos los de Serrapio enparticular parati beixos Pili.

Hola Pedro, me dio mucho gusto leer todo lo que escribís de la familia, me llamo Paul Bowles Diaz y soy bisnieto de Pedro Diaz Gonzales, nieto de Luis su tercer hijo. estoy planificando un viaje en julio y me gustaria conocer Serrapio y todo lo que tenga que ver con la Familia.

si pudieras escribirme o darme algunos tips para el vaije te agradecieria mucho.

mi correo es paulbowlesd@gmail.com

un abrazo grande y Gracias.