Antonio Machado. Es ella...Triste y severa. Dí, más bien,indiferente como figura de cera. Es ella...Mira y no mira. Pon el oido en su pecho y luego respira. No alcanzo hasta el mirador. Háblale. Si tú quisieras... Más alto. Darme esa flor. ¿No me respondes, bien mío? !Nada, nada! se quedó en la madrugada. |