12-12-11 08:28 | #9278466 |
Por:No Registrado | |
Orujito con miel Letrilla para José Blanco Portillo Pues no es mala mi memoria, os contaré este suceso que, si raya en el exceso, es también graciosa historia. Ocasión digna de gloria, para tan bravo doncel, cuando derramó Portillo un orujito con miel. Eran tres los que, temprano, una mañana, en Sabugo, quisieron probar el jugo de la sidra del manzano. Era licor soberano, buena sidra del tonel, cuando derramó Portillo dos orujitos con miel. En tierras avilesinas, y, sin perder un instante, buscaron un restaurante por recónditas esquinas. Bajaron cuestas mezquinas y hallaron el bar aquel, cuando derramó Portillo tres orujtitos con miel. Vino la sopa primero, que al más ebrio lo perdona cuando el estómago entona para cuando venga el mero. Y sirvieron el cordero del más preciado vergel, cuando derramó Portillo cuatro orujitos con miel. Fausto, viendo lo que había, le llamaba la atención, al tiempo José Ramón a su gusto se reía. Y el camarero veía con sus manchas el mantel, cuando derramó Portillo cinco orujitos con miel. Temiendo que, con enfado, los echasen del lugar, se intentaron reportar con un gesto más callado. Hubo así el postre llegado, que fue un hermoso pastel, cuando derramó Portillo seis orujitos con miel. Tras esto, el café y el puro llegaron con gran premura, que ya el camarero apura para pasar este apuro. Mas dejó en rincón oscuro servilletas de papel, cuando derramó Portillo siete orujitos con miel. Y salieron del local pensando en lo sucedido, asumiendo lo ocurrido, sabiendo que estaba mal. Y, olvidando lo fatal, dejaron el sitio aquel, cuando derramó Portillo ocho orujitos con miel. Tras la larga escalinata, en otro bar se encontraron, donde mucho más tomaron, que la sidra era barata. Pero pronto se delata en rara selva el lebrel, cuando derramó Portillo nueve orujitos con miel. Y, porque fue gran tormento todo lo que hubo ocurrido, pidió Fausto, divertido, aderezar el evento. Por eso con gran contento le dio a Ramón un papel, cuando derramó Portillo diez orujitos con miel. Y llega la inspiración, alimento a la poesía, cuando Ramón escribía como suele hacer Ramón. Mas no sabe la lección Portillo, ya vuelto en él, cuando derramó Portillo once orujitos con miel. Y por eso esta letrilla canta con ritmo sencillo los orujos de un Portillo que del mundo es maravilla. Son ya una rima que brilla sobre un pliego de cordel, cuando derramó Portillo doce orujitos con miel. 2010 © José Ramón Muñiz Álvarez TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS | |
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