Pues otro cuento mas Un soldado que había combatido en una cruel guerra, pretendía regresar a su casa, y cuenta la historia que: Llamó a sus padres desde New York: “Mamá y papá, voy de regreso a casa, pero quiero pedirles un favor. Tengo un amigo que me gustaría llevarlo conmigo.” “Seguro,” le respondieron, “nos encantaría conocerlo.” “Solo que hay algo que deben saber,” continuó diciendo su hijo, “Él ha sido fuertemente herido en el combate. Tropezó con una mina en algún lugar, y perdió un brazo y una pierna. No tiene a donde ir, y quiero que vaya a vivir con nosotros.” “Nos duele oír eso, hijo. Posiblemente podemos ayudarlo encontrando donde pueda vivir.” “No, papá y mamá, quiero que viva con nosotros.” “Hijo,” dijo el padre, “no sabes lo que estás pidiendo. Alguien con problema de incapacidad así podría ser un terrible estorbo para nosotros. Tenemos que vivir nuestras vidas, y no podemos permitir que algo como eso interfiera con ellas. Yo creo que deberías venir a casa y olvidar a ese joven. Ya encontrará una forma de salir adelante con su vida por sí solo.” En ese momento el hijo colgó el teléfono, y los padres no volvieron a oír nada de él. Sin embargo, algunos días después, recibieron una llamada de la policía de New York. Su hijo había muerto al caer de un edificio, según les dijeron. La policía concluyó que había sido un suicidio. Los sorprendidos y asustados padres acudieron a la ciudad de New York, y fueron conducidos a la morgue para identificar el cadáver de su hijo. Efectivamente, lo reconocieron, pero para su horror, descubrieron algo que no sabían. Su hijo solo tenía un brazo y una pierna… Los papás de esta historia son como muchos de nosotros, nos es fácil amar a aquellos bien parecidos o que nos son agradables y sin problemas, pero no aceptamos a la gente que no pueda crear cualquier inconveniente o hacernos sentir incómodos de alguna forma.
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