Morcín - Asturias

El Ministerio de Industria reclama la devolución de un montón de millones de los Fondos Mineros, y advierte que no pagará otras cantidades que aún no abonó.
El gobierno del Principado entiende tal postura como un enorme e injustificado ataque a los asturianos, pero no veo que se diga que todos esos millones fueron empleados de acuerdo a la normativa aplicable, y ése es el quid de la cuestión, porque se trata de dinero público que no se puede gastar de cualquier manera, o como cada cual considere conveniente.
Cierto que los fondos mineros fueron una compensación, incluso tacaña, muy necesaria para hacer frente al declive de la minería, y cierto también que las obras ejecutadas con cargo a los mismos generaron puestos de trabajo y equipamientos que bienvenidos sean, pero no es menos verdad que las normas que regían las subvenciones debieron ser respetadas a rajatabla, porque los fondos no estaban para hacer ricos a determinados contratistas ni para que algunos sinvergüenzas se hicieran también ricos, se trataba, como dije, de dinero público y ha de ser administrado como la ley ordena.
El ataque a los asturianos será evidente e injusto si el Ministerio decidió reclamar parte de lo ya pagado y no pagar lo que queda por pagar, con el propósito de escatimar y de castigar a una Comunidad Autónoma no gobernada por el PP. Ahí estaría el ataque injusto, pero si lo que se reclama es lo que se empleó indebidamente o lo que no tiene justificado su empleo, y lo que se advierte es que no se pagará lo que contravenga la normativa aplicable al caso, entiendo que se está protegiendo el dinero que es de todos, y poniendo coto a prácticas ilegales que deben ser desterradas.
No estoy hablando de que fuera o no conveniente ejecutar determinadas obras que carecen de utilidad y pudieran constituir un despilfarro, de lo que me ocupo es más bien de preguntar, al aire, si se respetaron o no las normas que regían las subvenciones. Si se respetaron, pues a combatir por todos los medios la decisión del Ministerio, pero si no fue así, a aprender la lección, a acatar la ley la próxima vez, y a desterrar ese “todo vale” que desgraciadamente se viene utilizando en la confianza de que nunca pasa nada.
¡Ah!, me falta algo importante. Si el Ministro reclama indebidamente, que asuma su responsabilidad política, pero si fueron nuestros gobernantes y los que andan a su alrededor los que no supieron, o no quisieron, tramitar las subvenciones con escrupuloso respeto de la ley, deben responder por la pérdida de tantos millones, que buena falta nos hacen.

Los Fondos Mineros dieron mucho de sí y están dando bastante de qué hablar. Atendieron a muchas necesidades, (aunque en ocasiones fueron más allá de lo necesario y se invirtieron en obras de dudosa utilidad, con un gastar por gastar sin seleccionar debidamente en qué), dieron muchos votos a los que los presentaron como un a conquista propia y a quienes anduvieron publicando a los cuatro vientos que ellos estaban siendo muy generosos, repartieron dinero, mucho, entre empresarios, (a veces nacidos para la ocasión y amigos de los repartidores), y, además, dejaron las correspondientes mordidas en las uñas de rapiña de los conseguidores de contratos. Fueron muchos los que en la legalidad, bordeándola o infringiéndola aprovecharon aquel substancioso maná.
En esos tiempos los más avispados estuvieron a las maduras, pero después llegaron las duras. Los fondos se agotaron, quedaron muchas instalaciones sin completar, obras a medio ejecutar, edificios vacíos de contenido que se están viniendo abajo, y lo que fue terminado y funciona genera unos gastos de mantenimiento que exceden con mucho de la capacidad económica de los Ayuntamientos. Por si fuera poco, ahora, en época de vacas flacas, el Ministerio de Industria sacó una lupa y anda revisando todo lo anterior. Ya veremos en qué termina el asunto, pero que nadie se escandalice si se comprueba que el dinero público tuvo la debida aplicación o, por el contrario, se actuó en un ámbito de frecuente descontrol.