Morcín - Asturias

La importancia de llamarse izquierda

ABC 08/06/13
Fernando García de cortázar

Uno de los personajes de Lord Jim, la novela de Conrad, sufría una dolencia irreparable y temeraria que procedía de su propio carácter y que el autor definía de este modo: "No me despreciaba por algo que estuviera en mi mano corregir, por algo que yo fuera. Me tenía por un cero a la izquierda simplemente por no haber tenido la suerte en esta vida de ser él". Desde la altura de su perfección, una ideología contempla a quienes no la profesamos, no ya como herejes, sino como deficientes mentales, como una curiosa insuficiencia ética, como un desgastado anacronismo que se empeña en sobrevivir, bajo la airada luz de la supuesta integridad política.

En otros lugares no se le ha permitido a la izquierdaque asumiera ese jactancioso papel al que está acostumbrada en España. Recordemos cómo, en la elecciones presidenciales de 1974 en Francia, Giscard d'Estaing hizo enmudecer a Mitterrand recordándole que el socialismo no tenía el monopolio del corazón. Naturalmente, el candidato del centro-derecha se refería a la costumbre de identificar a la izquierda con los intereses de los trabajadores, pero también a la más insultante y no menos frecuente letanía que convierte a todos aquellos que no votan por esos partidos en seres despiadados, despojados d compasión por los menos afortunados. No resulta extraño el estupor de la esfinge socialista en uno de esos debates que tanto echamos a faltar en nuestro tiempo: Giscard acababa de propinarle un golpe que no se asestaba a las minucias de un programa, sino a la envergadura de una filosofía.

Es difícil comprender lo que ocurre en nuestra democracia, cada vez que tratamos de expresar una opinión, si no se tiene en cuenta esa asignación de papeles que incluso paracen aceptar los más perjudicados. Aquí se da como verdad revelada lo que la izquierda afirma de sí misma, permitiéndose monopolizar una posición de preeminencia mora, de virtud cívica, de humanismo insobornable, de defensa de los débiles y de custodia de los derechos de todos. Los demás seremos juzgados siempre por parecernos o no a ella. Seremos valorados por nuestros esfuerzos por ponernos a la altura, pero nunca se nos perdonará lo que resulta verdaderamente intolerable: que no seamos de izquierda.

Como ninguna otra fuerza ideológica, la izquierda dice representar los valores de la democracia:pero tan vehemente exclusividad permite dudar de la coherencia de su afirmacion. De entrada, considerarse la única que defiende la pluralidad es ya una muestra de escaso respeto a los demás, una contradicción en los términos que pocas veces se le reprocha. Ese alto concepto que tiene de sí misma no es una mera atribución de virtudes, sino una derogación de los méritos que poseen los demás. Por ello cualquier debate que se proponga no será el que esclarezca con respeto mutuo las opiniones, sino el que enfrente con irreparable hostilidad a quienes poseen bellos principios y los que sólo defienden intereses vergonzosos. Lo que a la izquierdale interesa es, precisamente, esa ausencia de debate, nacida de su incapacidad por reconocer que quienes no somos ella tenemos nuesro corazón y disponemos de nuestras razones.Invalidar uno y otras, por principio, es la base de nuestra penosa cultura política.

Basta con acercarse a algunos de los temas que en estos tiempos de crisis, tan clarificadores, han ido asomando a las páginas de nuestra difícil actualidad, para ver hasta qué punto ha sido mimada esa distinción ideológica convertida en una escala intolerable de rectidud moral y decencia cívica. La izquierda llegó al poder hace unos años presentándose como exclusiva defensora de la paz y , por tanto, construyendo una imagen de una derecha cruelmente adicta al ejercito de la violencia sobre pueblos indefensos.El pacifismo, y bien que lo recordaba un Albert Camus que sabía de lo que hablaba, es un refugio para cobardes. No se refería Camus, claro está, a quienes carecen de valor físico, sino a quienes no disponen de coraje moral. El pacifismo a ultranza es la indiferencia ante la suerte de los oprimidos, esos eplotados que forman parte del repertorio de la izquierda sólo cuando conviene incluirlos en la gala. Y nuestra izquierda local ha sido lo bastante imaginativa para combinar, ante la misma guerra, su entusiasmo cuando la aprueba un gobierno de su gusto y su historia cuando la apoya un gabinete conservador. Y este es el único país en el que la izquierda, en lugar de cerrar filas ante la violencia, aprovechó un acto de terrorismo para hacer responsables de sus víctimas al gobierno contra el que se había producido el atentado.

Siempre se presenta la izquierda como defensora exclusiva de los trabajadores, falacia que se desmiente con el examen se su gestión económica en los últimos años, pero que debería rechazarse por principio. ¿Cuál es la condición esencial que hace de la izquierda la portavoz deuna población que, en un porcentaje decisivo, ha votado otras opciones? La izquierda afirma distinguirse de la derecha por que ella, soo ella, defiende la igualdad. Pero no es así. Lo que defiende es la igualdad como punto de llegada, desdeñando al mérito, rechazando la recompensa al trabajo diverso y menospreciando un derecho esencial del individuo: cumplir con sus expectativas.

A la izquierda corresponde, según ella, garantizar las libertades de una sociedad que sería devorada por la tiranía de los poderosos. ¿De verdad? ¿Puede la izquierda asomarse al último siglo y continuar diciendo cosas de ese estilo? Pero no hace falta ir a buscar en los lodazales de un totalitarismo matizado sin pausa, justificado sin rubor. Sólo es preciso preguntarnos si nuestra sociedad fue más libre cuando nos gobernó una izquierda empeñada en decirnos cómo teníamos que pensar, lo que era propio de nuestro tiempo y fruto del prejuicio, lo que era laico y lo que pertenecía al nacionalismo, lo que era propiedad del Estado y la escueta zona que debaja para el recreo de la sociedad.

Pero si algo define a esta izquierda nuestra es su carácter impermeable a la realidad, algo que ella siempre ha confundido on la pureza ideológica, cuando se trata, más bien, de pereza intelectual. La izquierda no sólo nos desprecia por no ser ella, como el capitán creado por Conrad. Quiere que formemos parte de su tripulación extraviada y perpleja, quiere que todos asumamos la frivolidad de su falta de rumbo y su arrogante insensatez antes los peligros del mar. No nos quiere solo en su navegación política, sino también en su naufragio moral. Desde el calvario de la historia aún prentende aleccionarnos, aún considera que puede traficar con grandes palabras en las que ella encaja sus valores diminutos. Chesterón decía que, frente a los criterios convencionales de la izquierda, él había descubierto la justicia y la igualdad acercándose al hombre concreto. En nuestra humilde aproximación a nuestro destino de hombres, seguimos creyendo que en cada uno de nosotros se encuentra grabada una profundad dignidad que poco tiene que ver con la demagogia y que nada tiene que aprender de la arrogancia y la mentira.

García de Cortázar, que publicó en el ABC el artículo contra la izquierda que un “no registrado” aporta a este foro, es el presidente de la Fundación Dos de Mayo Nación y Libertad, creada por Esperanza Aguirre, respecto a la que se plantearon serias dudas sobre su generosa financiación por Caja Madrid, ¿recordáis el gran agujero y las muchas trampas de esta Caja?
Ya en el 2009 Rafael Spottorno, actual Jefe de la Casa Real y entonces director de la Fundación Caja Madrid, dirigió a Miguel Blesa ¿les suena?, entonces presidente de la Caja, el correo electrónico que reproduzco a continuación:

“Asunto: RV: Fundación Dos de Mayo
Fecha: miércoles, 3 de junio de 2009 11,31
De: Rafeael Spottorno Díaz Caro
Para: Miguel Blesa de la Parra
No suelo darte la lata con los temas de la Fundación 2 de Mayo, pero la desvergüenza y el despilfarro está llegando a unos límites que no resultan aceptables aún con anchas tragaderas, por lo que creo que debes estar informado de cómo está la cosa y cómo se presenta el Patronato que Esperanza Aguirre presidirá ahora en junio acompañada, entre otros por su Vicepresidente y siete de sus Consejeros.”

Este correo, junto con otros, forma parte de la investigación judicial que llevó a Blesa a la cárcel.

Se habla de desvergüenza y despilfarro, y andan por el medio Esperanza Aguirre, Miguel Blesa, García de Cortázar, ¡vaya personal!.

Para hacer un buen queso hay que respetar las proporciones en la mezcla de las leches: 5 litros de leche de vaca, 3 de oveja y 2 de cabra. Las vacas deben pastar en el fondo de las vegas, las ovejas en las laderas y las cabras en las cumbres. Deben dormir los animales en camas bien limpias y mullidas. Si el ganado tiene buena alimentación y una vida placentera, la leche es más espesa y el queso más abundante y sabroso. Me contaba una persona mayor que se pasaba sus largos y fuertes dedos por sus largas y blanca barba. El ordeño se debe hacer cada 12 horas exactas, así la leche estará bien reposada en las ubres; las vacas se ordeñaran a las seis de la mañana y de la tarde, las ovejas a las siete y las cabras a las ocho. Antes del ordeño debemos limpiar perfectamente las ubres, luego mezclamos las leches en mañana y tarde y las acercamos al llar. Cogiendo el barreño, lo acercó al fuego e hizo una prolongada pausa. Se asomó a la puerta de la cabaña, miró al cielo y dijo: Tanto sacrificio y sudor para que llegue a unos cuervos y en nombre del pueblo cogen mi queso y se lo coman.
En víspera de reyes, de ricos y políticos no espereis nada, pero de los que alzan la voz en nombre de los trabajadores menos.
Gente del camino.

Que cantidad de embustes para no decir nada. se te ve venir desde muy lejos la izquierda es la izquierda y no nos quieras meter a dentro de la izquierda a quien tu quieras, te voy a decir que este país esta gobernado por el 90% de los votantes y se llaman PPSOEs os queréis separar parece que os pica algo pero para gobernar y para arruinar a este país, os juntáis y engañáis al pueblo ignorante y trabajador, asco me dais....