Pena Los derechos no se mendigan, se conquistan. Y se defienden o, si no, se pierden. Por ejemplo ¿De qué sirve tanta sangre por conseguir las 40 horas, si ahora aceptamos tácitamente contratos de 45? Mirad cualquier página de ofertas de trabajo: las jornadas laborales son de mínimo 9 horas. Las ofertan sin ningún disimulo, a pesar de ser ilegal. Y quien debiera vigilar el cumplimiento de la ley, que es el ejecutivo, y los derechos de los trabajadores, que son los sindicatos, siguen haciendo como que no ven nada, convirtiendo con su aquiescencia toda la legislación laboral en papel tissue con el que los empresarios se limpian el culo. |