siempre en mi Cuando mi padre se fue su imagen quedó grabada en mi alma Y su hijo mayor, el de siempre lloró, lloró y lloró. Ese hijo que en una noche engendró. Y las llagas se convirtieron en cicatrices que a pesar de los años permanecen. Y la imágen del hombre bueno todavía la recuerdo en un sinfín de bellas jornadas cuando el héroe llegaba del trabajo. Quien te escribe soy yo, Francisco tu hijo trabajado que aún te recuerda Te beso las manos a través de este poema. Y lloré cuando me dejaste. Y lloré cuando te fuiste de este mundo. Sigo recordando tu caminar cansino Sé que algún día estaremos juntos y podré abrazarte de hombre a hombre y después brindaremos el encuentro en la aromática copa de un vino tinto.
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