Cudillero - Asturias

Ojo:

la playa de La Concha Artedo está formada por una primera línea de dunas de piedra, después una pequeña zona arenosa, que como todas, va en declive, mar adentro, para terminar de improviso en un corte vertical donde empieza una profunda sima marina invisible, a no ser por el abismal verdor oscuro que se sume en la inmensidad inescrutable, al contraste con los reverberantes tonos cristalinos de la zona de baños.

Por eso son frecuentes los sustos, y aún el peligro de ahogamiento, entre los peores nadadores que buscan bañarse con el agua al cuello, pisando el fondo marino, cuando al paso siguiente este desaparece de improviso, perdiendo pié y hay que salir a nado, mientras por debajo se abre la tenebrosa sima abismal invisible.

Es tan profunda que durante la segunda guerra, aquí hubo una base permanente de submarinos nazis que operaban en el Cantábrico y en la zona atlántica. Afortunadamente localizados por las fuerzas aliadas y hundidos en estas aguas. Algunos buceadores de los muchos que practican su afición en esta playa nos hablan de fantasmagóricos pecios localizados en zonas concretas donde la resaca amaina.

También fue usado por cargueros para, al cobijo de tempestas y fuera de la curiosidad enemiga habitual en los puertos colindantes, cargar el mineral, propio para la fabricación de armamento y el blindaje de vehículos de guerra (Volframio).

En si, la playa es un paraiso para los amantes del submarinismo, al ser una zona de muy variada fauna marina, así como una rica flora submarina. Es frecuente ver innumerables cañas pescando desde el acantilado.

Por otra parte, al ser poco concurrida, permite disfrutar a aquellos que gozan con el recogimiento en plena naturaleza, fuera de las aglomeraciones habituales.

V.Castrillón