Castrillón - Asturias

A donde vamos corriendo, queremos llegar no se a donde, nos afanamos en ser mejores, para demostrar no se que o a quien, pero en realidad que vacios estamos por dentro, nos llenamos de cosas materiales, atesoramos no se para que si al final lo importante es el amor, los buenos momentos compartidos con ese cafe y esa buena persona que te escucha y tu la escuchas. Eso que hoy en dia es tan dificil, cuando el materialismo mueve todo o casi todo. Yo a veces envidio a esa gente de esos pueblos por ahi perdidos que con casi nada,viven y viven felices sin tantas presiones como las que nos vemos sometidos dia a dia, donde el reloj con la consecuente prisa invade nuestra vida. !parad! a pensar si todo esto merece la pena.
Un saludin.

Era muy joven, alegre, risueña, bellísima; la vida una novedad. Yo, apenas 17 años, un pipiolín ufano e inexperto.
Nos tendimos en el suelo al cobijo de los pinos y a ella le resbalaron los libros sobre la guyeta.
Desabotoné su blusa, ella despasó la presilla del sujetador descubriendo su generosa voluptuosidad. Le abrí la falda escocesa plisada, se despojó de su ropa interior para mostrarse blanca, pura, impoluta. ¡Dios! Así, desnuda, era más hermosa todavía.
La besé en la boca, y ella trémula, cálida, entregó su cuerpo a mi cuerpo desnudo.
Y nos amamos, mal, deprisa, inconteniblemente inexpertos, cegados por el deseo...

Después, uno frente al otro, nos miramos, y ella acarició con su fina mano de suave tacto mi rostro congestionado. Yo perdí mis dedos entre la ensortijada pelambrera y mesé su tupido pelo que asperjó el aroma de un leve perfume.

¿Si merece la pena? ¡La vida, merece la pena, amig@s! Porque siempre, a cualquier edad, existe una primera vez para algo.