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Un afilador en Bulnes

Poblacion:
España > Asturias > Bulnes (Cabrales)
Un afilador en Bulnes
“Aquellos días también nosotros habíamos ido hacia la montaña. Componíamos la expedición mi esposa, los sobrinos Eloy y Guille, los hijos de éstos, tres diablillos con mucho “ángel”, y el que estas líneas escribe. No era la primera vez que nos dejábamos seducir por el embrujo de las sierras y la meliflua llamada de la cordillera. ¿Qué anécdota nos depararía esta salida?

El estado atmosférico no estaba a punto; además, el señor Medina, había presagiado un empeoramiento para el atardecer. Por otra parte, nos advirtieron que un desprendimiento obstruía el paso, si bien el señor cura había logrado superar el obstáculo en su semanal desplazamiento de apostolado. Sin embargo, una vez comidos a la orilla del Cares, hacia las tres de la tarde partimos para Bulnes.

Una senda serpenteante, atrevida, sólo para ser hollada por el hombre y el rebeco, o acaso en algunos trechos por el borriquillo, relaciona aquel pueblecito, mejor diríamos aquel nido de águilas, con el resto del mundo. Menos de dos horas de recorrido por un paraje de virginal encanto y salvaje belleza. El áspero camino avanza ciñéndose a la apocalíptica topografía; ya discurre sobre una gravera de un flanco; ya esquiva la inoportuna roca que sale al paso; ora le hace frente, siendo el lecho del sendero la desnuda caliza. Siempre trepando hacia la altura con espeluznante desnivel. Y siempre mecidos por el ruidoso torrente del río Bulnes, blanco de espuma a causa de las quebraduras que ofrece su curso. A Bulnes se va de una escalada, suele decirse. Frase que, implícitamente, revela la dificultad del recorrido.

Yo avancé con los rapaces, auténticos montañeros en agraz.
El sendero no cede en desnivel. Aquí ofrece sólo un estrecho paso entre la roca y el abismo; más allá, unido a aquella circunstancia, el piso es de agudas piedras fijas que emergen ofreciendo complicado relieve; hay que pisar sobre los vértices para subir la extraña escalera. Y fue aquí, ¡¡precisamente aquí!! donde nuestros ojos asombrados vieron ¡como un espectro! lo que jamás hubieron soñado ver.

La llegada del hombre a nuestro satélite, caso de ser ello posible, despertaría un justificado motivo de admiración; más será ésta una admiración “prefabricada”. Algo así como el hallazgo de la bomba de Palomares.

Pero que un hombre vestido de vetusta pana, afilador de oficio y conduciendo un sólido mecanismo desprovisto de amortiguadores, se enfrente con nosotros por aquellos vericuetos, ¿no es para sentirse alucinado ante semejante aparición?

¿Cómo es posible que esta pintoresca estampa haya incluido en su peregrinar tan duro y extraño itinerario? Porque la mísera y remota aldea serrana muy poca compensación puede ofrecer a su industria “aéreo – transportada”.

Y, dando de lado al mentís por nuestra hazaña ante la amable silueta del afilador que de Bulnes bajaba, nos queda el enigma: ¿Cómo se las arregló para subir este Bahamontes del monopedal?

AGUSTÍN SÁNCHEZ

Enviado por: altober | Ultima modificacion:13-10-2007 13:35
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Foro-Ciudad.com - Ultima actualizacion:15/01/2020
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