Boquerizu - Asturias

Le ha leído el pensamiento a Eduardo Galeano, este John Ralston. O le ha leído el pensamiento, o le ha leído los libros. Una de dos. Eduardo Galeano es un escritor uruguayo, seguro que ya sabéis. No juega en ningún equipo. En ninguna selección. En la de Forlán, tendría que ser. Pero qué va. Ya quisiera él. Por mi parte, no sé qué hago que no estoy hablando del Mundial. Galeano ya iría por el tercer artículo, más un cuarto sobre la ceremonia inaugural. A las ceremonias inaugurales de los mundiales yo les pondría una tanda de penaltis al final, para esperar por algo. Les pones un partido y acaba siendo un tostón, casi siempre. Pero es una impresión mía. Y una idea que dejo ahí. Otro día cuento quién inventó las tandas de penaltis, que lo explica muy bien Relaño, el del As, en su último libro. También podeis leer vosotros mismos a Relaño, el del As, y yo me ocupo de John Ralston, ya que he empezado. Va a ser lo mejor.
John Ralston es otro escritor, este canadiense, dijo que el mayor error de la cultura cristiana ha sido creer que la Torre de Babel fue mala, fue un desastre, cuando es al revés: lo recomendable es la diversidad, la multiculturalidad, el multilingüismo y algún otro polisílabo. Bueno. Tampoco es cuestión ahora de hacer un ranking de errores, ni de la cultura cristiana ni de ninguna, para ver cuál ha sido el más gordo, que habrá opiniones y un saco, de errores, para elegir, pero aquí es donde digo que John Ralston le ha leído el pensamiento a Eduardo Galeano. O le ha leído el pensamiento, o le ha leído los libros. Una de dos. Porque dice, Galeano, en Espejos, y cito textualmente, mamá, no me riñas a mí, por el vocabulario: "En Babilonia, la ciudad maldita, que según la Biblia fue puta y madre de putas, se estaba alzando aquella torre que era un pecado de arrogancia humana. Y el rayo de la ira no demoró: Dios condenó a los constructores a hablar lenguas diferentes, para que nunca más pudiera nadie entenderse con nadie, y la torre quedó para siempre a medio hacer. Según los antiguos hebreos, la diversidad de las lenguas humanas fue un castigo divino. Pero quizá, queriendo castigarnos, Dios nos hizo el favor de salvarnos del aburrimiento de la lengua única". Y eso por no hablar, vaya, del sentido que les dio a las vidas de los subtituladores , accidentalmente. Benditos sean.
Según los antiguos mexicanos, en cambio, la historia es otra. La recrea Galeano, también. Ellos contaron, cuenta el uruguayo no seleccionable, ay, que la montaña Chicomóztoc, alzada donde el mar se partía en dos mitades, tenía siete cuevas en sus entrañas, y que en cada una de las cuevas reinaba un dios. Con tierra de las siete cuevas, y sangre de los siete dioses, fueron amasados los primeros pueblos nacidos en México. Poquito a poco, los pueblos fueron brotando de las bocas de la montaña. Cada pueblo habla, todavía hoy, la lengua del dios que lo creó. Por eso las lenguas son sagradas, y son diversas las músicas del decir.
La belleza de la diversidad, la multiculturalidad y el multilingüismo de Ralston, en resumidas cuentas, pero con menos polisílabos.

Está muy bien la multicultura,pero a los españoles nos cuesta dinero.
saludos