Boquerizu - Asturias

Peor incluso de lo que aparenta tiene que estar la situación del país y muy mala conciencia debe de tener nuestra clase política para autorrebajarse de golpe sus emolumentos de manera tan brutal. Un 15 por ciento es una burrada, que diría Rita Barberá, y contraproducente. La alarma que provoca es superior al escaso ahorro que genera. Los políticos han de dar ejemplo, sí, siendo los primeros en apretarse el cinturón. Pero no de forma tan exagerada. Bastaría con que se bajaran el sueldo un euro más que los demás mortales. En España, la actividad política está mal pagada, y la mayoría, lo digo en serio, es gente honesta y trabajadora. Otra cosa son ciertos privilegios. Cierto que están por voluntad propia. Nadie les obliga. Su principal recompensa es el poder. En cualquier caso, en su condición de representantes de los ciudadanos y como empleados públicos que son, han de recibir un trato digno y acorde con su responsabilidad en todos los aspectos.
Esta desenfrenada carrera en la que se compiten sobre bajadas de sueldo, con actitudes tan estúpidas y estériles como las retarse a ver quien reduce más, es indicativo del bajo nivel en que nos movemos. He aquí uno de los problemas principales de la clase política española: su creciente mediocridad. Gente de escasa formación intelectual y nula experiencia profesional ocupa, cada vez en mayor número y posición, cargos de responsabilidad. ¿Por qué? Entre otras razones, la económica. Profesionales de valía huyen de lo público. También influye que quien manda no admite que se le haga sombra por si le quitan el puesto.
¿A qué se dedicaría Zapatero si dejara la política? Estudió Derecho pero nunca ejerció la profesión salvo un par de años que, de forma bastante turbia, fue supuestamente contratado como profesor asociado en León. No es necesario ser número uno en todas las oposiciones o escribir cien libros, pero el gobernante debiera poseer más méritos que el de trepar en su partido y cortar las cabezas de sus compañeros.
El jueves, Duran i Lleida le puso fecha de caducidad: primavera. Que repita ZP tras el precedente de González en el año 96, también después de que Pujol le retirase la confianza el año anterior tras una presidencia europea –la historia es tozuda– no sería una buena opción para el futuro de los socialistas. Apuesto cien contra uno,al que el próximo inquilino de la Moncloa no es ZP.