Boquerizu - Asturias

SEMANA DE PASIÓN. La semana posterior a la de Pasión fue un verdadero calvario para unos cuantos. También para los máximos dirigentes del PP nacional a raíz del levantamiento del secreto sumarial del caso Gürtel, para el juez estrella a punto de estrellarse y también debería serlo para el Gobierno Zapatero como principal responsable de los nuevos 36.000 parados que suma a los más de cuatro millones que buscan empleo y que nos sitúan en el peor momento económico de nuestra historia democrática.
El sumario apenas ha desvelado novedades sobre lo conocido. Pero da igual. La memoria es flaca y dentro de seis meses volveremos a escandalizarnos con lo de "Te quiero un huevo".
Sin embargo, volviendo a la teoría del pecado original, hay responsabilidades que se heredan. Al menos, es motivo de debate.
Según una estadística publicada hace algunos meses por la Fiscalía, todos los partidos tienen en su haber casos de corrupción. El ranquin cuantitativo lo encabeza el PSOE, aunque en el cualitativo hoy sea el PP con el Gürtel quien lo lidere. De ello se deduce lo atinado del dicho de que todos son iguales cuando se refiere a las organizaciones, aunque no a sus miembros. En cada cesto hay manzanas sanas y podridas.
La Iglesia solucionó el problema general con agua bendita y los casos individuales con penitencia o incluso la excomunión. Los partidos han de hacerlo con medidas para evitar a los pillos, expulsándolos cuando no cumplen y siendo los primeros en ponerlos en manos de la Justicia si cometen delitos.
Pero no sólo los políticos deben someterse a la ley. Los jueces también. Incluso Garzón. La deriva que está tomando su caso supera el esperpento. Resulta que ahora, alentados por el PSOE y su entorno mediático, la Argentina de los Kichner pretenden juzgar a la España democrática, al magistrado Varela y al Tribunal Supremo, acusados estos de falangistas. Y todo ocurre después de 20 años de gobiernos socialistas. ¡País! Que pena,penita pena.