Boquerizu - Asturias

TODOS LO SABÍAMOS. Hace dos años los españoles nos dejamos engañar por Zapatero. Mejor dicho, deseábamos que nos engañara como si de una seducción se tratase. Todos, o una inmensa mayoría, conocíamos ya entonces la gravedad de la situación, pero no queríamos verla. El desigual debate librado entre Solbes y Pizarro, ambos hoy alejados de los focos, fue determinante para la victoria socialista. La razón la tenía el novato en las artes de la demagogia política, y lo sabíamos, pero preferimos disfrutar del baño dialéctico, la seguridad ante las cámaras que exhibía el veterano ministro; con sus formas suaves y el parche pirata en el ojo -imagen metafórica- ahuyentábamos los fantasmas que nos acechaban.
La crisis ya estaba instalada en la realidad y en nuestras mentes cuando le prestamos las llaves de la Moncloa a ZP otros cuatro años. No le creíamos cuando la definía como desaceleración pasajera porque era más cómodo comportarse como la avestruz. Nos negamos a reconocer públicamente el drama aunque en nuestro fuero interno éramos conscientes del desastre que se avecinaba. Una de ellas, la crisis. Lo advirtió Felipe González. O mejor dicho, la gestión de la misma. Véase el ejemplo contrario con Merkel.
GIRO A LA DERECHA. En los últimos días, los acontecimientos desbordan a Zapatero y a su gobierno. Más torpezas, errores e incongruencias son imposibles. Las alarmas saltaron en su propio partido, que es lo de menos porque lo realmente importante es la gravedad en la que se encuentra el país, y que comienza a provocar episodios de pánico dentro y fuera del país.
Los planteamientos de remodelar el Gobierno o convocar elecciones son inviables a corto plazo. El actual Ejecutivo tiene poco más de medio año de vida, preside la Unión Europea -¿Qué presidencia?, se preguntará más de uno- y los comicios catalanes en otoño no le permiten disolver las Cortes este año. Como muy pronto, habría que hacerlas coincidir con las municipales, dentro de quince meses. Podría ser el momento.
Abrumado por su incompetencia, Zapatero optó por aparentar un giro que algunos consideran hacia la derecha. Debe ser así porque encontró en Botín un valedor de excepción. Su mejor aliado. No es de extrañar, el Santander obtuvo en el año de los cuatro millones largos de parados los segundos mayores beneficios de su historia.
Pero Botín finge o se equivoca. El PSOE sabe hacer política de izquierdas, la del gasto en tiempos de vacas flacas; y la derecha la suya, sanear las crisis. Ocurrió en el 96. La historia se repite. Una vez superada, volverá otro ZP. Son los ciclos.
BUEN DÍA

Bueno en este momento lo veo todo tan mal en politica que lo que mas me gusta es liarme una manta a la cabeza y no escuchar a nadie. Saludos