Boquerizu - Asturias

Un tribunal iraní acaba de dictar una sentencia tan cruel como sorprendente. El juez ha impuesto a un joven el castigo de que le apliquen 20 gotas de ácido en cada ojo. El chico hizo lo mismo con una joven de la que se enamoró, por el único motivo de que ella no quiso entablar una relación: la asaltó en la calle y le echó un frasco de ácido en la cara. Se quedó ciega, con la cara totalmente desfigurada.


Teherán
Ameneh Bahraminava es una joven iraní de 29 años. Desde hace cuatro es ciega y su rostro, desfigurado, se oculta bajo un velo. Un pretendiente despechado porque ella le rechazó le arrojó un frasco con ácido a la cara en noviembre de 2004. El líquido le disolvió un ojo, y por el otro sólo puede ver formas borrosas, después de interminables operaciones.

Un tribunal iraní acaba de condenar a su agresor a sufrir su mismo destino: el juez ha determinado que su verdugo, Majad Movahedi, de 25 años, será castigado con la aplicación de 20 gotas de ácido en cada ojo. La ley del Talión será la única compensación capaz de devolver a Ameneh un poco de paz. Y lo tuvo claro desde el principio.

El salvaje ataque se produjo a la salida de la Universidad de Azad, en Teherán, donde ambos estaban matriculados en Ingeniería Electrónica.

Ella era una chica moderna y urbanita que compaginaba los estudios con un trabajo en una compañía de instrumental médico; él, un joven introvertido seguidor de las más rancias tradiciones iraníes. Cuando la conoció, se encaprichó con ella y comenzó a asediarla. Pero ante las reiteradas negativas de Ameneh a entablar una relación con él, Majad tomó una resolución drástica. Abordó a Ameneh a la salida del trabajo y sin mediar palabra le desfiguró la cara con un ácido.

La joven, que ha sido intervenida en Barcelona para recuperar un poco de visión, resolvió ese mismo día que reclamaría ante el tribunal «qisas», es decir, que al agresor se le condene a padecer la misma lesión que sufre el agraviado. El juez que atendió su caso lloró durante el juicio, y accedió a la petición de Ameneh: condenó a Majad a ser mutilado con ácido, así como a indemnizar a la chica con 780 euros por cada ojo, según «El Mundo».

Ahora, el agresor puede recurrir la sentencia a tribunales superiores, con lo que la ejecución de la pena podría retrasarse hasta una década. También puede apelar al perdón de Ameneh. Por ahora, la joven no ceja en su empeño. «Sus ojos, por mis ojos», reclamó en el juicio. Aunque nadie le va a devolver su vida anterior, la chica no pierde la esperanza de que su dolor sea compartido.




La Nueva España 8-12-2008



Después de leer esta noticia yo me pregunto:

¿Habría en España tanta violencia de género si a los maltratadores se les impusiese la pena de sufrir en sus propias carnes lo que ellos practican?